Pocos creerían que la actriz que dio vida a la engreída y glamorosa Blair Warldof, en Gossip Girl, nació en la cárcel y es sobrina de una de las mujeres más buscadas de Estados Unidos.
Gracias a su talento y esfuerzo, la actriz pudo salir adelante, sin embargo, la sombra de su familia, especialmente de su madre, la persiguió durante años. De hecho, su progenitora incluso la demandó para que le proporcionara ayuda económica y acusó de agresión.
Pero, ¿cómo comienza la historia?
En 1983, su madre Constance Haas fue arrestada por su participación en una millonaria red de narcotráfico que contrabandeó marihuana desde Jamaica a Estados Unidos.
Haas no actuaba sola, sino que también trabajaba con su hermana Judy, quien era la mente maestra detrás de la operación de contrabando y se apodaba “Viuda Negra”. Al poco tiempo de ser arrestada, escapó de prisión y se ocultó como bailarina exótica, convirtiéndose en la primera mujer en estar en la lista de los 15 criminales más buscados de los Estados Unidos.
Mientras cumplía su sentencia en una cárcel de Fort Worth, Texas, Connie quedó embarazada y dio a luz a Leighton el 9 de abril de 1986. El Estado permitió que madre e hija se trasladaran a una casa durante tres meses, tras lo cual la mujer debía volver a la cárcel para cumplir los 16 meses que le quedaban en prisión.
Durante ese tiempo, la bebé quedó bajo el cuidado de su abuela materna, ya que tanto su padre como su abuelo también se encontraban en la cárcel por tráfico drogas. Ambas se fueron a vivir a Marco Island, Florida, donde se reunió con sus padres cuando estos salieron de prisión. “Mi familia tiene una loca historia, probablemente la más loca que haya oído”, reconoció hace algunos años la actriz en la revista Marie Claire.
Los padres de Meester terminaron su relación, y su padre se alejó de la familia, lo que no fue un golpe muy duro para la niña, quien recuerda sus primeros años con cariño gracias a la presencia de su abuela. “No fue sencillo. Pero jugué afuera. Fui a la playa. Hubo momentos felices y divertidos”, reconoció.
Aunque Connie seguía consumiendo drogas, siempre apoyó a su hija en su deseo de ser actriz. A los 10 años Leighton conoció a un representante en una convención de modelaje en Atlanta, el hombre quedó encantado con ella y le ofreció llevarla a Nueva York con su madre. Ambas aceptaron y la niña de inmediato consiguió trabajo en comerciales infantiles. “Trabajé mucho, a pesar de que sólo era una niña. Me parecía normal”, recordó en la publicación norteamericana.
Connie y Leighton vivieron en un pequeño departamento en una zona alejada de la ciudad, y se mantenían con lo que ganaba la niña y lo poco que les podía enviar su abuelo. En ocasiones, ni siquiera tenían dinero para comer, por lo que la niña maduró rápidamente.
Esto repercutió en la relación que mantuvo con sus pares, ya que no lograba encajar con sus compañeros de colegio, por lo que prefirió terminar sus estudios en una escuela para adultos. “No podría conectarme con cosas de niños tipo ‘¡Jimmy no me quiere!’ ¿A quién le importa? Me preocupaba que no tuviéramos gasolina o comida. Esas eran mis principales preocupaciones”, confesó.
Cuando Meester cumplió 14 años, ella y su madre dejaron Nueva York y se fueron a Los Ángeles para buscar una oportunidad como actriz. Nuevamente encontraron un pequeño departamento y los problemas económicos aumentaron. Pese a ello, la adolescente se mantuvo enfocada en su trabajo y en sus clases de actuación, evitando novios y amigos. “Cuando ves cómo reaccionas cuando sufres entonces sabes de qué estás hecho”, dijo.
En ese tiempo, el medio hermano de Meester (por parte de padre), Douglas, fue acusado de violación tras presuntamente agredir sexualmente a una compañera cadete en la Academia de la Fuerza Aérea en Colorado. Los cargos fueron luego retirados a cambio de que Douglas se declarara culpable y pagara una multa de $ 2.000 dólares, según ABC 7News Denver.
Las cosas comenzaron a mejorar lentamente cuando consiguió pequeños roles en series como Law & Order, House, 24 y Entourage.
A los 19 años su vida se transformó cuando participó en el casting para el rol protagónico de Gossip Girl, una serie juvenil que pretendía causar polémica al mostrar el lado más oscuro de los adolescentes de la élite de Nueva York, nada más alejado de su vida.
Fue así como en 2006 audicionó para el rol de Serena Van Der Woodsen, pero se sintió mucho más atraída al papel de Blair Warldorf. Como aquel rol requería a una actriz de cabellera castaña, decidió teñirse el pelo en el mismo lugar de la audición.
“Ella llegó y fue realmente graciosa, inteligente y vulnerable, a la vez. Pero había un problema: era rubia. Y Blake Lively (quien finalmente se convirtió en Serena) también era rubia. Serena tenía que ser rubia. Así que Leighton fue hasta el lavamanos y se tiñó el pelo. Ella realmente lo quería”, señaló el co-creador de la serie Josh Schwartz a Vanity Fair.
La serie se convirtió en un éxito y Leighton en una estrella de la televisión. Sus ingresos aumentaron, por lo que sintió la responsabilidad de ayudar a su familia. En ese tiempo, dejó de vivir con su madre y comenzó a enviarle dinero para cubrir los gastos de su hermano menor Lex, quien nació con una serie de problemas de salud.
La actriz le enviaba 7.500 dólares al mes, casi cinco millones de pesos chilenos, sin embargo, pronto se dio cuenta que su madre los malgastaba en ella misma.
Connie, por su parte, decidió demandar a su hija por tres millones de dólares, asegurando que la actriz debía pagar por los gastos y el tiempo que invirtió en ella para que se convirtiera en una estrella.
Meester, por su parte, también la demandó y solicitó la custodia de su hermano. En la acción legal, Leighton aseguraba que su madre utilizaba el dinero en cirugías plásticas, Bótox y extensiones de cabello, y no en el cuidado de Lex.
La mujer negó las acusaciones y contrademandó a su hija, asegurando que Meester se había comprometido a enviarle 10 mil dólares al mes (seis millones y medio de pesos) en compensación por el esfuerzo que hizo por ella en su infancia.
Más tarde acusó a la actriz de haberla golpeado violentamente con una botella, mientras discutían por dinero, y que fue su hijo menor quien tuvo que separarlas.
Cuando la actriz ganó la demanda -aunque no la custodia de Lex-, su madre concedió una entrevista al tabloible In Touch donde aseguró que estaba en completa bancarrota. “Me quitaron el automóvil, no puedo pagar mis gastos y no podemos pagar la comida. Sólo me quedan 26 dólares (17 mil pesos). Si algo no sucede pronto, nos quedaremos sin hogar”, dijo, y agregó:” Acabo de realizar un análisis de sangre y los médicos están bastante seguros de que tengo linfoma”, lo que nunca fue confirmado.
Tras los problemas legales, madre e hija no volvieron a tener una relación, y la actriz se enfocó por completo en su carrera, que tras el final de Gossip Girl no ha logrado despegar nuevamente.
Actualmente con 30 años, está casada con el actor Adam Brody, tiene un pequeño hijo y está lista para regresar a la televisión con un nueva serie llamada Single Parents, donde interpreta a una madre soltera.
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