La Compañía General de Electricidad (CGE) -que presta servicio a más de 3,2 millones de clientes entre Arica y Parinacota y La Araucanía- informó este martes que a septiembre de este año sus infraestructuras han sido víctimas de al menos 451 episodios de robo de cable de cobre.
Los delincuentes han sustraído más de 150 kilómetros de esos cables, “lo que equivale a la distancia entre, por ejemplo, Santiago y La Ligua o Santiago y San Fernando”, ejemplificó.
Desde la CGE explicaron que las bandas que roban los cables cuentan con material y personal técnico especializado, lo que “es una clara señal de su asociación al crimen organizado”.
CGE afectada por el robo de cables
Según datos de la distribuidora, difundidos en un comunicado, en los primeros nueve meses del año la cantidad de delitos se disparó, registrando 451 episodios de robo de cables en sus instalaciones (tanto en redes de media y baja tensión, como en instalaciones de transmisión de energía).
Las regiones con más incidencias de este delito fueron las de Arica y Parinacota y Tarapacá, con 138 episodios, seguida por Coquimbo (112); O’Higgins(63); Antofagasta (54); Maule (32); Bío Bío (19); Araucanía (13); Metropolitana (7); Valparaíso-provincia de Melipilla (7); y Atacama (6).
El total robado asciende a 153.595 metros de cable de cobre (153,5 km).
“Eso equivale a más de 45 toneladas de cobre sustraídas por bandas delictuales, lo que también provocó que más de 165 mil clientes vieran interrumpido su suministro producto de la acción de estos delincuentes”, sostuvo CGE.
Vinculación con crimen organizado
Francisco Jaramillo, subdirector de operaciones de CGE, señaló que la acción de estas bandas, que cuentan con material y personal técnico especializado, es una clara señal de su asociación al crimen organizado.
“El robo de cables se ha consolidado como uno de los principales problemas en la calidad y continuidad del suministro y hoy, con nuestra experiencia, podemos decir que está fuertemente asociado al crimen organizado”, acusó.
Jaramillo explicó que las bandas delictuales cuentan con modus operandi desarrollados y que se van moviendo entre las regiones, “buscando dónde pueden robar y causar el mayor daño”.
“Asimismo, cuentan con una organización que también les permite ocultar, vender, importar y realizar transacciones con el cable robado, lo que financia otros delitos. Es por esto que, como sociedad, no nos podemos quedar tranquilos”, enfatizó el subdirector de operaciones de CGE.
Para la empresa, la valorización del cable de cobre robado y los trabajos de reparación y reconstrucción de infraestructura eléctrica dañada o destruida por estas bandas delictuales superó los 2.190 millones de pesos a septiembre.
El perjuicio que provocan estas bandas delictuales no es solo a la infraestructura, lamentó Jaramillo, “sino también a la calidad y continuidad del servicio eléctrico para miles de clientes a lo largo de la zona de concesión de CGE”.
Por todo, mencionó que es necesario que las autoridades en todos los niveles (comunales, provinciales, regionales y nacionales) “tomen acciones y se involucren para combatir a estas bandas”.
“Esa es la única forma de acabar con este flagelo y así ver mejorada la calidad de suministro a todos los clientes”, sentenció.