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Según un estudio de contrataciones en el sector minero, la generación Z (específicamente jóvenes entre 19 y 28 años) estaría presentando menor interés por trabajar en el sector minero en Chile, privilegiando trabajos más flexibles y menos demandantes. Esto responde a los cambios en las prioridades y necesidades de los nuevos segmentos de trabajadores, que ven en las extensas jornadas mineras un menor espacio para tiempo de calidad. A pesar de las buenas remuneraciones y mayores estándares laborales que siguen dejando el alto al sector, las nuevas generaciones apuntan más a puestos híbridos (teletrabajo), tener flexibilidad y no estar limitados geográficamente. Por ello, se presenta un desafío a las empresas mineras, que tendrán que adaptarse a estas demandas para atraer y retener talentos, mientras que los más jóvenes también tendrán que aceptar cierto grado de presencialidad, en especial para aquellos puestos que requieren trabajo en terreno.

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El sueño de una carrera en las faenas mineras en el norte ya no sería tan atractivo para los profesionales chilenos, al menos para los jóvenes.

Todos alguna vez escuchamos sobre alguna persona que al entrar a la educación superior, su objetivo era estudiar algo relacionado con este sector mediante alguna ingeniería o rama similar.

Y es entendible teniendo en cuenta que la minería es clave para la economía nacional, y buena parte de los sueldos son mayores a los que se podrían conseguir en puestos similares en otras regiones u empresas (como se ejemplifica en esta nota).

Sin embargo, las generaciones cambian sus prioridades, y por esto los jóvenes entre 19 y 28 años estarían anteponiendo la flexibilidad que ofrecen otros empleos ante los mayores “sacrificios” que puede significar trabajar en una división minera.

La minería ya no es tan atractiva para las nuevas generaciones

Tras un estudio de las contrataciones hechas por mineras, el Grupo de Empresas Teamwork apunta que la generación Z (nacidos entre el 95′ y el 2000, aproximadamente) y específicamente las personas entre 19 y 28 años de edad, están representando cada vez menos puestos de trabajo en este importante sector.

Y si bien, todavía sigue habiendo un alto porcentaje de participación en este rango de profesionales (26%), la tendencia apunta a una caída en los últimos tres años, a comparación de todos los demás tramos de edad que van al alza.

¿A qué responde esta pérdida de interés? Según Verónica Garrido, gerente general de la división de capacitación de Teamwork (Teamclass), esto pasa en muchas ocasiones por “las extensas jornadas dentro de las faenas, que son vistas como escaso tiempo de calidad por parte de los jóvenes profesionales”.

“Lo anterior hace que estos puestos resulten menos atractivos y que las empresas deban adaptarse a estas demandas para atraer y retener a estos talentos”, comentó.

Trabajo híbrido

En BioBioChile hemos tratado en varias ocasiones cómo las nuevas generaciones están cambiando las dinámicas y preconcepciones de qué es lo esperable en un puesto de trabajo, más allá incluso del sueldo o las prestaciones sociales y de salud.

Y si se puede destacar algún aspecto que es casi obligado para una gran parte de la población joven es la capacidad de hacer teletrabajo, ya sea total o parcial, y la flexibilidad en la jornada laboral.

En este contexto, no solo se trata de que la industria minera busque perfiles más especializados e experimentados, sino que los constantes viajes, los largos horarios y la propia vida en las operaciones en pleno desierto (con el clima extremo) serían los aspectos “menos atractivos” para aquellos segmentos etarios.

“En tiempos donde la presencialidad ya no es sinónimo de productividad y de carrera, los jóvenes buscan trabajos flexibles, ser dueños de sus tiempos y no estar limitados a una zona geográfica“, concluyó Verónica.

Ariel Marinkovic | Agencia UNO

Desafíos del sector minero

Aún con este panorama, la experta considera que la generación de empleo formal, la posibilidad de estar en ambientes muy innovadores y competitivos, los altos estándares laborales y buenas remuneraciones siguen siendo una ventaja del sector minero.

Por ello, entre los desafíos de estas empresas está el abrirse a un modelo híbrido de trabajo, donde “comprendan que la presencialidad ya no es condición para la productividad”.

Pero por otra parte, Verónica sostiene que “esta generación debe asumir desafíos y aceptar un grado de consenso para el crecimiento y desarrollo profesional en industrias que requieren de presencialidad para ciertas áreas que sólo pueden hacerse en persona e insertos en las comunidades y territorios donde ocurre el negocio”.

Finalmente, la experta apunta a que las distintas generaciones poseen también como reto aprender a convivir entre ellas, “valorando el conocimiento experto, la experiencia en terreno y la madurez junto con la creatividad, innovación, nuevas competencias y nuevas tendencias laborales“.