El pasado 1 de junio, el presidente Gabriel Boric anunció en su Cuenta Pública que, en acuerdo con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), planean presentar antes de fin de año ante el Congreso un proyecto de ley para permitir en Chile la negociación colectiva multinivel (o negociación colectiva ramal).
El jefe de Estado argumentó que ello permitiría “extender el alcance de la negociación colectiva y otorgar mayor autonomía a las organizaciones sindicales y a los empleadores para resolver los desafíos de un mundo del trabajo que cambia rápidamente”.
La CUT, por su parte, dijo que el anuncio del Presidente apoyaba “una lucha histórica”.
“(…) Después de 45 años, las y los trabajadores chilenos vamos a recuperar nuestro poder de negociación colectiva ramal con el proyecto que va a enviar el Presidente al Parlamento a fines de este año”, dijo por su parte Eric Campos, secretario general de la CUT.
Pero ¿qué contemplaría el permitir la negociación colectiva ramal?
Un documento disponible en el sitio web de la Dirección del Trabajo (DT), detalla como una de las consignas de la negociación ramal “la posibilidad de negociar colectivamente más allá del lugar de trabajo”.
Actualmente, los sindicatos se involucran en la negociación colectiva exclusivamente a nivel de empresa, pero quienes defienden que se migre a lo ramal defienden que así estas organizaciones se involucren -entre varios aspectos- en iniciativas que apunten a “mejores perspectivas salariales y de distribución de la riqueza”.
El documento de la DT añade que, además, lo anterior establecería “pisos mínimos sectoriales, el fortalecimiento del sindicalismo, una mayor eficacia de la acción sindical y la superación de las restricciones de la negociación a nivel de empresa”.
También advierte “amenazas”, como la “oposición empresarial, resistencias de parte del propio sindicalismo y el riesgo de que un eventual proyecto de ley se desvirtúe en su tramitación”.
Respecto a las características “deseables” de un modelo de negociación ramal, el documento indica que esta plantea “que las materias a negociar deben ir más allá de lo salarial; que las organizaciones negociadoras deben ser las más representativas de cada rama; que debería beneficiar incluso a los no sindicalizados, aunque con reparos de algunos dirigentes en caso de que eso debilitara al sindicalismo; y que el Estado debe tener un rol activo, existiendo distintas visiones sobre su nivel de involucramiento”.
La advertencia por parte de los gremios
Cuando el presidente Boric comunicó que se presentará un proyecto de ley para permitir en Chile la negociación colectiva multinivel, varios gremios comenzaron a reaccionar.
Fernando García, presidente de Asimet -que agrupa a empresas del sector metal-mecánico- expresó que ese anunció en la Cuenta Pública era “el tiro de gracia para nuestra industria, que ya debemos afrontar y ajustarnos a otras leyes como el aumento del salario mínimo y la ley de 40 horas”.
“En este escenario, es difícil acoger el llamado del Presidente a los empresarios a ser optimistas si se anuncia una negociación ramal que atenta contra la competitividad de la industria”, sentenció.
A su juicio, el Gobierno “debe reconocer que la economía está estancada” y debería “tomar medidas concretas para revertir la situación, principalmente en cuanto a la generación de nuevos empleos de calidad, que son los que otorgan los sectores productivos y que es la necesidad inmediata que tiene hoy el país”.
La Multigremial Nacional -que agrupa a micro, pequeñas y medianas empresas- manifestó que la idea pondría “en peligro la continuidad de miles de Pymes” y que, en consecuencia, no contribuiría a reactivar el mercado laboral.
El presidente de la asociación gremial, Juan Pablo Swett, explicó en un comunicado que es una medida “que afectará sin duda a los emprendedores, en medio de todas las políticas públicas que ya han influido”.
“Creemos que esta medida sólo concentra más la economía y que beneficia solo a las grandes empresas”, opinó.
Y complementó: “Por ejemplo, cómo hará el dueño de un pequeño almacén cuando un trabajador le pida ganar el mismo sueldo y los mismos beneficios que se pagan en las grandes cadenas de supermercados. Es algo que no pueden afrontar las Pymes”.
Finalmente, en la Multigremial Nacional comentaron que de casi el millón de chilenos que gana el salario mínimo, cerca de 900 mil trabaja en una Pyme, donde las ventas han caído más del 30%.
“En ese sentido, con negociaciones ramales de este tipo vemos que difícilmente se reactivará el mercado laboral”, apuntó Swett.