El gigante europeo de productos de consumo Unilever ha confirmado su intención de acelerar su plan de crecimiento mediante la separación del negocio de helados y el lanzamiento de un programa de productividad, que afectará a 7.500 empleados de la compañía.
“La junta considera que Unilever debería centrarse cada vez más en una cartera de marcas indiscutiblemente superiores con posiciones sólidas en categorías muy atractivas que tengan modelos operativos complementarios”, ha defendido la multinacional.
En este sentido, ha explicado que el negocio de helados (Ice Cream), propietario de marcas como Magnum y Ben & Jerry’s, tiene un modelo operativo muy diferente y, como resultado, se ha decidido que la segregación sirve mejor para el crecimiento futuro tanto de Ice Cream como de Unilever.
La compañía aún no ha determinado la fórmula para esta separación, aunque ha señalado que la escisión de Ice Cream “es la ruta más probable”, aunque se considerarán otras opciones para maximizar la rentabilidad para los accionistas. Las labores de separación comenzarán de inmediato y se espera completarla para finales de 2025.
La separación de Ice Cream creará un negocio líder a nivel mundial, que operará en una categoría muy atractiva, con marcas que juntas generaron una facturación de 7.900 millones de euros en 2023. Como negocio independiente, tendrá flexibilidad operativa y financiera para hacer crecer su actividad, asignar capital y recursos en apoyo de la estrategia distintiva de la compañía.
Tras la separación, Unilever operará cuatro grupos empresariales en Belleza y Bienestar, Cuidado Personal, Cuidado del Hogar y Nutrición, con rutas complementarias de acceso al mercado y/o sistemas de I+D, fabricación y distribución, tanto en los mercados desarrollados como en la amplia presencia de Unilever en los mercados emergentes.
Unilever ha asegurado que continuará optimizando su portafolio dentro de estos cuatro grupos de negocio hacia espacios de mayor crecimiento y a través de marcas con alcance global o significativas.
Recorte de 7.500 puestos de trabajo en todo el mundo
Por otro lado, además de los cambios en la cartera, Unilever tiene la intención de lanzar un programa integral de productividad, impulsando el enfoque y un crecimiento más rápido a través de una organización más eficiente y responsable, posible gracias a la inversión en tecnología.
Se prevé que el programa generará un ahorro de costes total de alrededor de 800 millones de euros en los próximos tres años, lo que compensará con creces las “disinergias” operativas estimadas derivadas de la separación de Ice Cream.
Se espera que los cambios propuestos afecten a alrededor de 7.500 puestos predominantemente de oficina en todo el mundo, con un coste por reestructuración estimado de alrededor del 1,2% de la facturación del grupo durante los próximos tres años.
La separación de Ice Cream en combinación con el programa de productividad anunciado garantizará que los recursos financieros y de gestión de Unilever se centren en sus marcas más sólidas, globales o escalables, ha defendido la empresa, que espera contar con un margen estructuralmente mayor tras su implementación.
De tal modo, después de la separación, Unilever pretende lograr un crecimiento de las ventas subyacentes de medio dígito y una mejora modesta de los márgenes.
“La junta está decidida a transformar a Unilever en un negocio de mayor crecimiento y mayor margen que brindará resultados consistentes a todas las partes interesadas”, ha afirmado Ian Meakins, presidente de Unilever.