Luego de anunciar un proceso de venta de activos, principalmente inmobiliarios, Falabella descartó deshacerse de alguna de sus instalaciones en Colombia, país donde tiene presencia tal como en Perú, Brasil, México, Uruguay, Argentina y Chile.
Según explicaron de la compañía al medio La República: “Colombia es un mercado estratégico con el que tenemos un compromiso desde hace 17 años. Recientemente abrimos la franquicia de Ikea y nuestro foco en dicho país es profundizar la transformación de la experiencia digital de los clientes, para complementar la mejor experiencia en tiendas Falabella Retail, Sodimac y Mallplaza”.
Tal como detallan en LR, el holding posee 26 tiendas en 11 ciudades. Además, y tal como sucedió en Chile, Falabella está apostando por expandir sus servicios de forma digital, impulsando su plataforma de E-commerce.
Falabella: Vender activos para alivianar deuda
Este 2023 ha sido realmente difícil para Falabella S.A. Al momento de conocerse sus resultados financieros correspondientes al tercer trimestre, el grupo empresarial reportó ingresos por US$3.001 millones, lo que correspondería a una baja del 10% respecto al mismo periodo del 2022.
Lo anterior, junto a una abultada deuda, habría motivado a la compañía a iniciar un proceso de venta de activos, principalmente inmobiliarios, con los cuales esperan reunir entre US$800 a US$1.000 millones en un plazo de 12 a 15 meses.
“Mirando hacia adelante, las eficiencias estructurales alcanzadas y las mejoras que visualizamos en nuestros negocios nos permiten ver con optimismo el fortalecimiento de nuestro nivel de rentabilidad en los próximos trimestres, lo que se vería acentuado con una normalización del consumo”, expresó Gastón Bottazzini, gerente general de Falabella.
Sin embargo, estos esfuerzos por mejorar su posición financiera no fueron suficientes para que grandes agencias calificadoras como S&P, Fitch y Feller, rebajaran las clasificaciones de la compañía en diversos aspectos, afectando su capacidad de inversión, llegando a “bono basura” y limitando su capacidad crediticia.
Para el caso de Fitch, “la baja de las clasificaciones incorpora el deterioro sostenido del perfil crediticio de la empresa, evidenciado por indicadores de apalancamiento que se espera tiendan a superar los umbrales de grado de inversión”.
A lo anterior, añadieron que los planes para mejorar su deuda son “insuficientes”, y que los riesgos en la ejecución de su plan de venta de activos y el “deterioro significativo del negocio”, impulsaron sus perspectivas a un espectro negativo.