El fundador y presidente del endeudado gigante inmobiliario Evergrande, Xu Jiayin, llegó a ser el hombre más rico de China y uno de los primeros millonarios del país en practicar la filantropía, pero se encuentra ahora en supuesto arresto domiciliario en lo que parece ser uno de los capítulos finales de la caída de su empresa.
Xu, de 64 años y conocido también como Hui Ka-yan, está desde este mes “bajo vigilancia” en un lugar “designado”, según Bloomberg.
Mientras, su compañía vive uno de los momentos más oscuros desde que hace ahora dos años la noticia de que la inmobiliaria más grande de China iba a incurrir en impagos millonarios hizo temblar al mundo de las finanzas.
Graduado de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan en 1982 con una titulación de Artes y Ciencia, Xu trabajó como técnico en una fábrica de acero durante una década, hasta que en 1996 fundó en la ciudad de Cantón la empresa Evergrande, que despegó vertiginosamente en medio del desaforado boom económico chino y la acuciante necesidad de vivienda.
De la fábrica de acero a Forbes
En 2017, el ejecutivo se coronaba como la persona más rica de China al finalizar ese año con una fortuna de unos 42.500 millones de dólares (37.197 millones de euros), según la estimación de la revista Forbes.
Al año siguiente no repitió, desbancado por el también multimillonario fundador del gigante del comercio electrónico Alibaba, Jack Ma.
Pero en 2018, Xu volvió a auparse a la cima aunque menos rico que en 2017: su fortuna había aumentado hasta los 36.400 millones de dólares (31.856 millones de euros)
Desde entonces fue bajando puestos, quizá en una premonición de la debacle a la que se enfrentaría su empresa tres años después.
En 2021 ya ocupaba el puesto 44 de la lista, de la que salió en 2022, cuando los graves aprietos de Evergrande ya eran de conocimiento público.
Atrás quedaban los años dorados de Xu, quien llegó a ser el primer millonario de China que abrazó la labor filantrópica, con una inédita donación de 68 millones de dólares en 2013.
También los tiempos en los que se codeaba con las altas esferas políticas -llegó a formar parte de la Conferencia Política Consultiva de China- y la expansión a otros sectores entre los que llamó mucho la atención el deportivo, ya que la firma llegó a poseer un exitoso equipo de fútbol.
“Un nuevo capítulo de supervivencia”
Menos gratas han sido sus apariciones en prensa en los últimos dos años, desde que en septiembre de 2021 anunciaba que Evergrande podría no hacer frente al pago de intereses de deuda ‘offshore’, cuando el año pasado decidió, por primera vez, desprenderse de parte de sus acciones para ganar liquidez o más recientemente, cuando un banco se quedó con una mansión suya en Hong Kong.
El magnate hoy caído en desgracia, que está casado y tiene dos hijos, aún se mostraba optimista en enero de este año.
“Es un año crucial para que Evergrande cumpla con sus obligaciones como empresa (…). Creo que podemos cumplir con nuestra misión de entregar (proyectos), pagar diversas deudas, eliminar los riesgos y empezar un nuevo capítulo de supervivencia siempre y cuando todos trabajemos juntos y no nos rindamos a la hora de reanudar la construcción, las ventas y las operaciones”, sostuvo Xu en una carta a sus empleados.