Los diferentes climas que hay en Chile permiten que la agricultura sea clave en la economía del país. Por ejemplo, la región del Maule, como asegura el Ministerio de Agricultura, representa la segunda zona productora de hortalizas del país. Por su parte, la región de O’Higgins, según la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, Odepa, corresponde a la región con mayor PIB silvoagropecuario.
Para potenciar a los agricultores locales, Carozzi impulsó un modelo en el que trabaja con pequeños y medianos productores de diferentes sectores, buscando aprovechar las cualidades que aporta cada zona, de una manera sostenible.
Santiago Valdés, gerente general de Carozzi, planteó que “a lo largo del tiempo, hemos desarrollado un proyecto colaborativo con más de 3.000 pequeños y medianos agricultores, con quienes compartimos buenas prácticas en torno a la agricultura y a quienes brindamos apoyo técnico, financiamiento y asesorías”.
Es así como Carozzi instaló la planta de Agrozzi en Teno, comuna de Curicó, región del Maule. El brazo agroindustrial de la empresa procesa más de 780 mil toneladas de frutas y vegetales, de la mano de más de 1.600 agricultores en más de 25.000 hectáreas, que luego son exportados a más de 50 países en los 5 continentes.
Respecto al tomate, una de sus principales materias primas para la producción, participa en 5 mil hectáreas entre las comunas de Rancagua y San Carlos, esta última en la región del Ñuble, para abastecer su operación industrial.
De esa manera, llegan a más de 300 clientes de los 5 continentes. Esta materia prima se transforma en productos como la salsa pizza para Domino’s Pizza y Pizza Hut; y kétchup para McDonald’s, Burger King, Kentucky Fried Chicken en Chile y Latinoamérica. Además, producen pasta de tomate para Homann en Alemania, Kagome en Japón y Unilever Latam.
Transición a un sistema de riego sostenible
La escasez hídrica es un tema central que afecta a la agricultura. Por ello, en los últimos 10 años -dentro de su estrategia de sostenibilidad- la compañía ha desarrollado una serie de iniciativas para impulsar medidas como la reducción del consumo de agua y el tratamiento de agua en su planta de RILes, por lo que el 50% del agua usada allí es reutilizada y el otro 50% va a un canal de regadío utilizado por pequeños agricultores para irrigar 400 hectáreas de cultivos.
En lo que respecta al consumo, Carozzi apuesta por la eficiencia de agua para riego, acompañado de un programa de apoyo para los agricultores de tomate con el diseño, implementación, financiamiento y capacitación del riego tecnificado.
Con ello, aseguran, han logrado hasta un 95% de eficiencia en el uso de agua.
Lo anterior se traduce en que hoy en día el 85% de sus 5 mil hectáreas de cultivo de tomate se encuentran bajo riego tecnificado, lo que ha permitido incrementar el rendimiento de 65 a 95 toneladas promedio por hectárea, incrementando la productividad y competitividad del cultivo.
Además, la Compañía se encuentra en un proceso de automatización del riego por goteo e implementando nuevas herramientas y tecnologías.
La empresa -que hoy está presente en 25 categorías de alimentos, con operaciones productivas en Chile, Perú y Argentina-, ha desarrollado un amplio espectro productivo, que va desde Coquimbo hasta La Araucanía, en más de 63.000 hectáreas.
Hoy, participa en el cultivo de cereales como trigo candeal, trigo pan, avena, maíz y arroz, materias primas que son procesadas en cuatro plantas ubicadas en Nos, Lontué, Parral y Victoria.
A ello se suma un convenio entre Carozzi y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia) para el suministro de semilla certificada de trigo candeal y arroz paddy, y el programa de compras de arroz paddy dirigido a pequeños y medianos agricultores beneficiarios del Indap.
Lo anterior viene acompañado de un programa de asistencia a sus agricultores en la obtención de financiamiento y charlas técnicas para el crecimiento de la industria, con la finalidad que accedan a condiciones que en el pasado estuvieron reservadas solo a los grandes volúmenes.
De la mano de eso, Carozzi es parte del Fondo Latinoamericano de Arroz de Riego (FLAR), una iniciativa público-privada que busca mejorar la competitividad y la sostenibilidad de los sistemas de producción de arroz en el que participan 17 países del continente. Dentro de los beneficios está el acceso a capacitación de equipos técnicos, en siembra en seco en cultivo del arroz.
“Buscamos desarrollar una cadena de valor sostenible para impulsar el bienestar de las personas, disminuir nuestro impacto ambiental y llevar el campo chileno al mundo”, puntualizó María Victoria Hallows, Sustainability Manager de Carozzi.