La tecnológica Didi, conocida como el “Uber chino”, anunció que dejará de cotizar en Wall Street en junio. Esto, tras obtener el respaldo de sus accionistas para abandonar el parqué estadounidense, en el que debutó hace un año pese a la aparente oposición de Pekín.
La compañía indicó que, en la junta extraordinaria de accionistas que se celebró en Pekín, obtuvo más de un 96% de votos a favor de la propuesta de abandonar el mercado neoyorquino, al que remitirá su decisión en torno al próximo 2 de junio. Luego de esto, deberán pasar diez días hasta que se formalice su salida.
La tecnológica llevó a cabo su salida a bolsa en junio del año pasado a pesar de la aparente oposición del Gobierno chino, recaudando unos 4.400 millones de dólares y situando su valoración de mercado en unos 80.000 millones de dólares.
Sin embargo, apenas dos días después del debut, las autoridades chinas abrieron una investigación de ciberseguridad -todavía activa- contra Didi y prohibieron tanto la descarga de sus aplicaciones como el registro de nuevos usuarios en el país.
Tras ello, en diciembre, la compañía anunció planes para retirarse del mercado estadounidense y preparar una nueva salida a bolsa en Hong Kong, aunque no lo solicitará hasta que se confirme su marcha de Nueva York para “cooperar mejor con la investigación de seguridad y las medidas de rectificación”.
A finales de 2021, Didi aseguró que sus nuevos planes pasaban por hacer que los títulos retirados del parqué neoyorquino “sean convertibles a acciones libremente negociables de la compañía en otro mercado de valores reconocido a nivel internacional”.
Pérdidas y regulación de Didi
La crisis en la que se ha visto envuelta la compañía -cuyos títulos han caído más de un 90% desde su debut- se enmarca en la campaña de regulación emprendida por Pekín en el sector digital. Lo último, ha afectado de forma especial a importantes compañías como el gigante del comercio electrónico Alibaba.
Ello supuso, según informó Didi la pasada semana, unas pérdidas netas de 49.334 millones de yuanes (7.704 millones de dólares, 7.129 millones de euros) en el ejercicio 2021, entre cuatro y cinco veces superiores a las registradas durante el año anterior.
En el caso concreto del “Uber chino”, la supuesta negativa del Gobierno chino se debía a la voluntad de “prevenir riesgos para la seguridad nacional y proteger el interés general”. No obstante, expertos citados por la prensa estatal hablaron entonces de un “aldabonazo” para que las firmas del país “den prioridad a la seguridad nacional de China cuando planeen captar fondos en zonas que puedan amenazarla”.
De hecho, poco después de comenzar las investigaciones contra Didi, Pekín anunció pesquisas similares contra otras compañías que no tenían solo en común un modelo de negocio similar, sino también el hecho de que todas ellas habían salido a bolsa en Estados Unidos en los meses anteriores.
En casos como el de Didi, los medios estatales apuntaron a las grandes cantidades de datos relativos a las infraestructuras nacionales de transporte o a los flujos de personas y vehículos que manejan las aplicaciones de transporte compartido.
Tras el caso de Didi, el regulador bursátil estadounidense -que, según la compañía, también abrió su propia investigación sobre la operación- endureció los requisitos para las firmas chinas que quieran salir a bolsa en Wall Street.
Entre las exigencias está el aclarar explícitamente a los inversores si han recibido o no permiso del Gobierno chino para cotizar en los mercados del país norteamericano.