En medio de la crisis en el país, el empresariado hizo una suerte de autocrítica y se abrió a la posibilidad de deshechar la reintegración tributaria en la reforma.
En parte, obligados por las consignas de estallido social de los últimos días, que ha sido empujado por la profunda desigualdad en el país, empezaron a dejar de lado la iniciativa que en la práctica les iba a permitir ahorrarse 800 millones de dólares al año en impuestos: una de las tantas injusticias por las que reclama la ciudadanía.
Ante ello, los empresarios, agrupados en la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), se reunieron para abordar la crisis. Una especie de mea culpa que encabezó del presidente de la CPC, Alfonso Swett.
La reintegración tributaria ha sido uno de los temas que ha defendido el empresariado, que es el denominado corazón de la reforma tributaria, pero que no tiene piso político para ser aprobado.
Es por eso, y en medio de este contexto, en donde los empresarios manifestaron apertura a discutir otros mecanismos.
Así lo indicó el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Bernardo Larraín Matte.
En medio de este debate, el multimillonario Andrónico Luksic abrió el debate en Twitter tras anunciar que a partir de 2020 ningún trabajador directo de sus empresas del Grupo Quiñenco ganará menos de 500 mil pesos mensuales.