La emblemática grifería Nibsa, después de 73 años de tradición, decidió cerrar su planta productiva para reconvertirse en una empresa comercializadora, dejando a 130 personas sin su fuente laboral.
El directorio tomó la decisión, que repercute en el fin de las operaciones de los procesos de fundición y mecanización de productos, actividades que se desarrollaban en una planta de San Joaquín, de acuerdo a un hecho escencial enviado a la Comisión para el Mercado Financiero que recoge El Mercurio.
Las actividades cesarán a partir del 31 de agosto próximo. Los 130 trabajadores desvinculados recibirán las indemnizaciones legales por años de servicio, que en total alcanzarán unos $1.000 millones, junto a cursos para que se capaciten en grifería u otras actividades similares.
El año pasado se advertían los problemas financieros, con rentabilidades negativas de un 1,41%, según se expresaba en la memoria de la empresa.
La compañía, fundada en 1945, se dedicaba a la grifería con producción de llaves, conexiones, válvulas, entre otros. El cierre deberá ser ratificado en la junta de accionistas, fijada para el 27 de agosto.
Así, Nibsa se suma a los recientes cierres que han remecido al empleo local, como Maersk en San Antonio, CIAL en Temuco, Pastas Suazo en Curicó e Iansa en Linares.