En Japón, el Ministerio de Transporte envió a un equipo a la fábrica Toyota Industries Corporation (TICO), filial del gigante automotor Toyota.
¿La razón? Se inició una investigación por irregularidades en test de emisiones y potencia de varios motores instalados en una decena de sus vehículos, entre ellos, el Land Cruiser Prado, Land Cruiser 300, Hilux, Fortuner y la furgoneta Hiace.
Escándalo en Toyota
Las autoridades se trasladaron a la fábrica de TICO en la ciudad de Hekinan, para interrogar a los empleados y llegar al fondo del fraude en las pruebas para obtener la certificación necesaria para producir y comercializar motores.
Estas irregularidades “son sumamente lamentables, porque socavan la confianza de los usuarios de maquinaria industrial y de automóviles. También sacude los cimientos del sistema de certificación de automóviles”, dijo el ministro japonés de Transporte, Tetsuo Saito.
Saito aseguró que el Gobierno tomará las medidas oportunas en función de los resultados de la investigación de su cartera.
La manipulación de los datos de los motores
El grupo Toyota anunció el hallazgo de las irregularidades en TICO, que afectan a los test de certificación de un motor para maquinaria industrial y a las pruebas de potencia de tres motores diésel instalados en automóviles, concretamente en diez de sus modelos, entre ellos el Land Cruiser Prado, el Land Cruiser 300, el Hilux, el Fortuner o la furgoneta Hiace.
Toyota ha suspendido temporalmente el envío global de los motores y modelos equipados con ellos, así como la producción en seis líneas de cuatro de sus fábricas nacionales hasta el 1 de febrero, aunque ha verificado en pruebas adicionales posteriores que todos cumplen con los estándares legales y su uso no conlleva ningún peligro.
Las irregularidades consistieron en que durante las pruebas de certificación, TICO midió el rendimiento usando un software diferente al utilizado en la producción en masa, arrojando resultados que presentaban menos variaciones.
Otras irregularidades
El grupo Toyota se ha visto afectado por una serie de casos de irregularidades en los controles de calidad de vehículos, el más reciente el de su filial de minivehículos Daihatsu, que paralizó sus envíos globales tras descubrirse que las pruebas de seguridad o emisiones de la mayoría de sus modelos fueron manipuladas.
En marzo de 2022 otra de sus filiales, Hino Motors, admitió haber presentado datos fraudulentos sobre emisiones y economía de combustible a las autoridades niponas.
A la luz de estas revelaciones, el expresidente de Toyota y actual presidente honorífico del grupo, Akio Toyoda, compareció en una rueda de prensa para disculparse por lo ocurrido y asegurar que el conglomerado (compuesto ahora por 17 empresas) tomará medidas para retomar el camino y la visión que parece haber pedido.
“Lo que debo hacer ahora es mostrar la dirección que debe tomar el grupo y crear un lugar para las próximas generaciones”, dijo Toyoda, haciendo un llamado a las empresas del grupo para atajar los problemas aparentes de gobernanza y evitar recurrencias.