En medio de un panorama económico marcado por incertidumbres globales, el sol peruano consolida su posición como la moneda más sólida de América Latina en 2024.
Mientras otras divisas como el peso chileno y el boliviano enfrentan depreciaciones y mayores presiones, la moneda peruana mantiene su estabilidad frente al dólar, respaldada por políticas monetarias eficaces y una sólida reserva internacional.
La estrategia aplicada por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) se erige como uno de los factores determinantes en esta fortaleza, remarcan los expertos.
De acuerdo con los datos más recientes de los mercados cambiarios, el sol peruano registra variaciones mínimas frente al dólar durante los primeros meses del año.
En contraste, el peso chileno mostró una depreciación del 9% respecto a su valor a inicios de 2024. De igual forma, el peso boliviano, aunque mantenido artificialmente estable por políticas de paridad con el dólar, enfrenta riesgos derivados de la falta de liquidez en las reservas del Banco Central de Bolivia.
Turbulencia regional
El sol peruano destaca en una región donde la volatilidad es común. Factores externos como la inflación global, las decisiones de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) y las fluctuaciones en el precio de materias primas vienen afectando directamente a países dependientes de exportaciones de un solo recurso, como el caso de Chile con el cobre. Sin embargo, Perú logró amortiguar estos golpes gracias a una combinación de políticas monetarias proactivas y diversificación económica.
Luis Arias, economista de la Universidad del Pacífico, sostuvo en BioBioChile que el éxito del sol peruano no es casualidad: “El Banco Central ha sabido intervenir oportunamente en el mercado cambiario y aplicar tasas de interés que ayudan a contener la inflación, manteniendo al mismo tiempo la confianza de los inversionistas locales y extranjeros”.
A diferencia de otras economías de la región, donde los bancos centrales han enfrentado presiones políticas, el BCRP goza de autonomía, lo que le ha permitido actuar con independencia.
El golpeado peso chileno
El caso de Chile resulta —como dicen los entendidos— “paradigmático”. El peso chileno ha sido una de las monedas más volátiles de América Latina en 2024. Esto responde, en gran medida, a la caída en el precio del cobre, que representa cerca del 50% de las exportaciones de ese país.
En marzo de este año, el valor de la libra de cobre descendió a su nivel más bajo en los últimos 18 meses, lo que golpeó duramente la economía chilena y debilitó su moneda.
A esto se suma la incertidumbre interna generada por tensiones políticas. Las discusiones en torno a las reformas constitucionales y tributarias, además de las elecciones recientes, impactaron negativamente la percepción de estabilidad del país. Para los inversionistas, esta combinación de factores incrementa el riesgo, generando una salida de capitales y una mayor demanda de dólares, lo que presiona aún más al peso chileno.
Francisco Silva, analista de mercados de la consultora Bloomberg Latam, explicó: “Chile sigue dependiendo fuertemente del precio del cobre, y cualquier fluctuación internacional golpea su moneda. La incertidumbre política interna agrava el escenario, afectando la inversión extranjera”.
Una estabilidad aparente
En el caso del boliviano, la moneda ha mantenido una estabilidad artificial debido a las políticas de tipo de cambio fijo implementadas por el Banco Central de Bolivia (BCB). Desde 2011, se mantuvo en torno a 6.96 unidades por dólar, una medida que, aunque genera calma en el corto plazo, no está exenta de riesgos.
Analistas advierten que la caída de las reservas internacionales netas del país representa un desafío significativo. Según datos del propio BCB, las reservas internacionales cayeron a 3.500 millones de dólares en marzo de 2024, una cifra considerablemente inferior a los 15.000 millones registrados en 2014. Esta situación ha llevado a problemas de liquidez, con reportes de escasez de dólares en el mercado local.
Al respecto, el economista boliviano Antonio Rojas señala: “Mantener el tipo de cambio fijo a costa de reservas puede generar una crisis cambiaria si no se toman medidas correctivas a tiempo. La economía necesita divisas frescas para sostener su estabilidad”. En comparación, el Perú cuenta con más de 75.000 millones de dólares en reservas internacionales, equivalentes al 30 % de su Producto Bruto Interno (PBI).
Factores que impulsan
La fortaleza del sol peruano responde a tres pilares fundamentales, de acuerdo al análisis de los expertos:
Política monetaria efectiva: El BCRP ha intervenido en los momentos clave para evitar la volatilidad del tipo de cambio. Además, ha aplicado tasas de interés moderadas para controlar la inflación sin frenar la actividad económica.
Reservas internacionales robustas: Las reservas peruanas, que superan los 75.000 millones de dólares, actúan como un respaldo que otorga confianza a los inversionistas y al mercado financiero.
Diversificación económica: Perú no depende exclusivamente de un recurso como el cobre o el gas, sino que ha diversificado su economía hacia sectores como agroexportación, minería aurífera y servicios. Esto ha permitido que el país absorba mejor los shocks externos.
El economista peruano Julio Velarde, presidente del BCRP, ya reiteró que la disciplina fiscal y la autonomía del banco central han sido clave para la estabilidad de la moneda.
La percepción internacional
En los mercados internacionales, el sol peruano es percibido como una de las monedas más estables de la región. Informes de JP Morgan y Bloomberg colocan a la moneda peruana entre las más resilientes frente al dólar durante 2024.
Esta estabilidad ha permitido a Perú atraer inversión extranjera directa en sectores clave como infraestructura, minería y agroindustria.
Por otro lado, las calificadoras de riesgo han mantenido la calificación crediticia del país, destacando su solidez macroeconómica. En contraste, Chile y Bolivia han enfrentado ajustes negativos en sus calificaciones debido a la incertidumbre política y la caída de sus ingresos.
El desempeño del sol peruano en 2024 refleja no solo políticas monetarias acertadas, sino también una economía que ha sabido adaptarse a los desafíos globales. Mientras otras monedas como el peso chileno y el boliviano enfrentan presiones y vulnerabilidades, la moneda de Perú continúa siendo una referencia de estabilidad en América Latina, ganándose la confianza de inversionistas y mercados internacionales.