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El Grupo de Política Monetaria (GPM) advirtió sobre las presiones inflacionarias generadas por el descongelamiento de las tarifas eléctricas, el diferencial de tasas e incluso el tipo de cambio, entre otros aspectos, lo que le llevó a recomendar al Banco Central una pausa en los recortes de la tasa de interés. El GPM, en votación dividida, recomienda mantener los tipos debido a riesgos como la disminución en la caída de la inflación a nivel global, subida persistente de los precios de servicios y valores elevados de materias primas. Además, se destaca la cautela de los bancos centrales de países emergentes ante riesgos externos. A nivel local, se cuestiona la fuerza de la recuperación económica en el corto plazo tras desviaciones en el crecimiento esperado; la volatilidad del dólar y la caída en los precios del cobre. Las proyecciones apuntan a una inflación del 4,2% anual en diciembre de 2024, convergiendo eventualmente al 3,0% meta del Banco Central.

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Las mayores presiones inflacionarias debido al descongelamiento de las tarifas eléctricas, junto con el diferencial de tasas e incluso el tipo de cambio, está llevando a que los analistas y ahora el propio Grupo de Política Monetaria (GPM) apuesten por una pausa en los recortes de la tasa de interés por parte del Banco Central.

Durante el martes 30 y miércoles 31, el Consejo del ente emisor se reunirá para definir cuál será el próximo movimiento de la Tasa de Política Monetaria o, por el contrario, si esta se mantendrá en el 5,75%, decisión a la cual la mayoría de proyecciones apunta.

Ahora, en votación dividida, el GMP recomendó al Banco Central mantener los tipos de interés, advirtiendo que los riesgos antes mencionados -entre otros- “constituyen grandes desafíos para los cursos de acción de la política monetaria”.

Recomendación del Grupo de Política Monetaria

En su argumentación, el grupo de expertos destaca que la inflación a nivel global sigue reduciéndose pero a un menor nivel, debido a que se espera que la subida de los precios de los servicios “sea más persistente y los precios de las materias primas más elevados”.

“Sin embargo, el enfriamiento gradual de los mercados laborales, junto con el descenso previsto de los precios de la energía, deberían devolver la inflación general a niveles cercanos de las metas hacia finales del año 2025“, acotaron.

El panorama destacado por el GMP apunta a que los bancos centrales de países emergentes están moviéndose de forma cautelosa respecto a sus políticas monetarias, en especial dado los riesgos externos por los diferenciales de tasas y la depredación asociada de sus monedas frente al billete verde.

Análisis local

A nivel local, “el crecimiento de la economía ha mostrado desviaciones relevantes respecto de lo esperado por los analistas de mercado”, recalcando que el Imacec de mayo (1,1% frente aun n3,8% esperado), pone en dudas la “real fuerza de la recuperación económica en el corto plazo”.

También tiene peso la volatilidad del dólar, complementado con una mayor caída en los precios del cobre a pesar del máximo alcanzado de US$4,78 la libra el 23 de mayo, mientras que el barril de petróleo WTI pasó de los US$70 a finales de año a unos US$77.

“Sólo de consolidarse una mejora en los términos de intercambio y una reducción de las tasas de interés externas, se podrían generar efectos positivos sobre la inflación de bienes y servicios importados hacia la última parte del año”, sostienen desde el Grupo de Política Monetaria.

Por último, las proyecciones de inflación están apuntando a que se terminará con un 4,2% anual a diciembre de 2024; un 3,6% en 11 meses y terminaría convergiendo al 3,0% (meta del Banco Central) en 23 meses.