La Comisión Europea avisó de que el aumento a largo plazo del gasto del sistema de pensiones en la Unión Europea tendrá implicaciones para la sostenibilidad de las finanzas públicas y afectará a la capacidad de invertir en otras prioridades, al tiempo que llamó a “prolongar la vida laboral” de los ciudadanos.
En un evento sobre la longevidad de la población Europea organizado por el Ejecutivo comunitario, el comisario de Economía, Paolo Gentiloni, explicó que el gasto relacionado con la edad representa actualmente una cuarta parte del PIB de la Unión Europea (UE) y la mitad del gasto público total, pero se espera que aumente en la mayoría de los Estados miembros en las próximas décadas.
“Mientras hoy hay tres personas en edad de trabajar por cada persona mayor de 65 años, en 2070 habrá menos de dos”, indicó Gentiloni en una intervención en la que también señaló que la capacidad de los gobiernos de afrontar el gasto en pensiones menguará a largo plazo.
Advierten por mayores gastos de pensiones en Europa
Durante la misma conferencia, la vicepresidenta del Ejecutivo comunitario para la Democracia y la Demografía, Dubravka Šuica, subrayó que el número de personas mayores de 65 años en la UE pasará de representar el actual 21% de la población al 30%.
Por eso, defendió como “absolutamente necesario” vincular la edad de jubilación con la esperanza de vida y fomentar tasas de ocupación más altas entre las personas mayores de 65 años: “Sé que es impopular para los políticos decir que hay que prolongar la vida laboral, pero esta es nuestra realidad”, apuntó.
Para Šuica, el aumento de la esperanza de vida y la reducción de las tasas de natalidad “reduce” la fuerza laboral y exige un repleantemiento “profundo” de los marcos políticos, económicos y culturales porque fueron diseñados pensando en una esperanza de vida más corta.
Una política “impopular”
Šuica reconoció que su planteamiento de prolongar la vida laboral es lo “opuesto” a lo que algunos políticos plantean actualmente y, concretamente, se refirió a aquellos que quieren adelantar la edad de jubilación de los 64 o 65 años, actuales en muchos países europeos, a los 60 años.
“Hago un llamado a todos los responsables políticos para que asuman el desafío y comiencen a diseñar la sociedad de la longevidad del mañana”, remarcó.
Por otro lado, el comisario de Empleo y Derechos Sociales, Nicolas Schmit, indicó que el riesgo de pobreza en ingresos para las personas mayores crece y es mayor en la vejez avanzada, en particular para las mujeres.
“Para la mayoría de las personas, estos años no siempre son de buena salud (…) la asistencia sanitaria, los cuidados y la atención a la vejez, son extremadamente caros, y cada vez más”, argumentó.
Para contrarrestar esta situación, propuso promocionar un envejecimiento activo y saludable y una mayor flexibilidad en las vías de jubilación, luchar contra las desigualdades de género durante la vida laboral y desarrollar unas políticas del mercado de trabajo eficaces, así como unos servicios asistenciales de alta calidad y asequibles.
Además, aseguró que para afrontar con éxito los retos que plantea el cambio demográfico y apoyar la equidad intergeneracional es necesario que la adecuación y la sostenibilidad fiscal vayan de la mano ya que “son las dos caras de una misma moneda”.