Los 250 millones de niños y jóvenes que en todo el mundo no están escolarizados o tienen carencias educativas básicas le cuestan cada año a la economía 10 billones de dólares, una cifra equivalente a la suma del producto interior bruto (PIB) de Japón y Francia, advierte la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El presidente Gabriel Boric participó este lunes en una reunión ministerial para la presentación de un estudio en la sede de la Unesco en París, como copresidente del comité de dirección de alto nivel para una Educación de Calidad para Todos.
“La educación no solo es un derecho humano fundamental, es un bien público global que permite el ejercicio de otros derechos y por eso tenemos una responsabilidad impostergable: debemos movilizarnos y romper barreras para asegurar que cada niño, niña, joven y adulto tenga acceso a una educación inclusiva, equitativa y de calidad”, dijo el Mandatario al respecto.
En el informe sobre “el precio de la inacción” y “el costo global privado, fiscal y social de que las niñas, los niños y jóvenes no aprendan”, Unesco lanza un mensaje para pedir acción que corrija esa situación, también por razones económicas.
Su principal argumento es que calcula que reducir en un 10% la proporción de abandonos prematuros de los estudios aportaría entre uno y dos puntos porcentuales de PIB adicionales al crecimiento anual.
De ahí que su conclusión sea que “la educación parece ser una de las mejores inversiones que pueden hacer los países”.
Los autores del informe hacen hincapié en que pese a los avances de las últimas décadas en el acceso a la educación, hay 250 millones de niños y jóvenes en todo el mundo que siguen sin escolarizarse y el 70% de los niños de 10 años en los países de ingresos bajos y medios son incapaces de comprender un texto sencillo.
Más allá de las consideraciones económicas, también alertan de los “graves estragos sociales” que causan las carencias educativas.
A ese respecto, la Unesco pone el acento en que las lagunas en la adquisición de competencias básicas se asocian, a nivel mundial, con un aumento del 69% de los embarazos precoces entre las jóvenes, mientras que, en el extremo opuesto, cada año de educación secundaria contribuye a reducir el riesgo de que las niñas se casen y tengan hijos antes de los 18 años.
La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, destacó en un comunicado en que “el mensaje que transmite este informe es claro: la educación es una inversión estratégica, una de las mejores inversiones posibles para los individuos, las economías y el conjunto de la sociedad”.
Por eso, hizo un llamamiento a los Estados miembros de la organización “para que velen porque este derecho universal se convierta lo antes posible en una realidad para todos los seres humanos”.
“La educación es un recurso fundamental para hacer frente a los restos contemporáneos, desde la reducción de la pobreza hasta la lucha contra el cambio climático”, señaló.
Recomendaciones de la Unesco
La Unesco formula 10 recomendaciones básicas para remediar las carencias actuales, la primera garantizar a cada niña y a cada niño “una escolaridad gratuita, financiada con fondos públicos, durante un mínimo de 12 años”.
Una escolaridad que debe ir acompañada de “inversiones en la primera infancia para sentar las bases del aprendizaje lo antes posible y luchar contra las desigualdades”.
También preconiza la puesta en marcha de programas de “segunda oportunidad” para los niños y niñas que no se escolarizaron o para aquellos cuya educación se interrumpió.
Para garantizar que el entorno del aprendizaje sea “seguro e inclusivo”, pide que las distancias entre los hogares y las escuelas sean “cortas”, sobre todo en zonas desfavorecidas y que todos los centros educativos tengan agua y saneamiento.
La Unesco anima a todos los Estados a sensibilizar a las comunidades locales y a las familias sobre “la importancia de que las niñas y los niños finalicen un ciclo completo de educación” y de que los padres estén implicados en las actividades y en la gestión escolares.