Un estudio que se presentó en Bolivia sugiere “bajar las expectativas” respecto al negocio del litio ya que sostiene que generará menos recursos que el gas natural, que fue hasta hace poco el principal rubro de exportación e ingresos del país.
El documento ‘¿Qué podemos esperar del litio?’ presentado por Oxfam Bolivia y escrito por el exministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinaceli (2005-2006), analizó aspectos como el precio internacional del litio, regalías, impuestos e incidencia en el producto interno bruto (PIB).
Medinaceli afirmó que el litio “no” es lo que todos en el país esperan y que “tampoco genera las mismas fuentes de recursos” que el gas natural.
Mientras que el Gobierno de Bolivia asegura que el país tiene unas de las mayores reservas de litio en el mundo, estimadas en unos 23 millones de toneladas distribuidas en sus grandes salares, como el de Uyuni en la región Potosí, y apuesta por la industrialización de este recurso.
El experto, que también es consultor en temas energéticos en varios países, estableció que si bien el precio de la tonelada de litio se ha cotizado por encima de los 70.000 dólares, en Suramérica “apenas ha llegado a los 15.000”.
Bajo esa referencia, señaló que el aporte del litio al PIB sería entre el 0,8% y el 1%, en contraste con el del gas que en su mejor momento, entre 2011 y 2015, significó el 2,4% y 3,4%.
Otra diferencia es que “en el mejor momento” del gas natural los ingresos adicionales variaron entre los 2.500 millones y 4.500 millones de dólares, pero que con el litio esas ganancias estarían entre los 300 y 400 millones, precisó.
Medinaceli apuntó que las exportaciones anuales de gas alcanzaron los 4.000 y 6.000 millones de dólares, pero con el litio se proyecta que serán de 715 a 900 millones.
Otro aspecto fundamental es que el 80% de los ingresos del gas para el Estado provienen de un impuesto directo a los hidrocarburos que luego se distribuye a las regiones, mientras que con el litio se aplicará un tributo a las utilidades que irá al tesoro nacional.
El autor del estudio también recalcó que los ingresos del litio servirán para “cubrir el déficit del sector público” y que “lo más importante” es que el litio no tendrá el mismo impacto en la disminución de la pobreza que el gas.
Medinaceli cuestionó que Bolivia no posea una “certificación” sobre sus reservas como los tiene Argentina y Chile y que difieren de los “recursos” disponibles.
Asimismo, identificó que actualmente hay un “conflicto” entre los países consumidores de litio, que están preocupados por el control de los precios y la seguridad de abastecimiento, mientras que los productores “no pueden encontrar un trabajo cooperativo”.
Industrialización del litio
Bolivia firmó el año pasado varios acuerdos para la aplicación de la tecnología de extracción directa de litio EDL con las compañías chinas CATL BRUNP & MOC (CBC) y Citic Guoan además de la rusa Uranium One Group, para el diseño y construcción de plantas de carbonato de litio.
También suscribió otro con la firma india Altimin para desarrollar tecnología en la fabricación de baterías de ion litio.
A finales de 2023, el país inauguró un complejo industrial para producir 15.000 toneladas de litio anuales con un sistema de piscinas de evaporación que, no obstante, está en la mira por presuntas irregularidades en su montaje.
Actualmente, unas 21 de empresas extranjeras compiten en la segunda fase de una convocatoria estatal para invertir en la industria del litio y recursos evaporíticos en siete de sus salares y que se lanzó a principios de año.