La bebida no alcohólica por excelencia (quizás junto con el té) es el café, elemento indispensable para la rutina de millones de personas a nivel global en las mañanas, tardes, o a cualquier hora.
Si bien existen opciones de todos los precios -altos o bajos- y para todos los gustos, el café es realmente accesible a todas las familias, especialmente en su formato instantáneo.
Ahora, varias voces advierten que este alimento se está encareciendo debido a la situación que atraviesa el mercado global y los costos energéticos elevados, como detalla Tchibo, líder del mercado alemán del café.
¿Peligra el café?
Esta empresa anunció a principios de mayo que tendría que “ajustar los precios del café tostado”. También el director comercial de Gepa, el mayor importador de alimentos de comercio justo del sur global, Matthias Kroth, citado por la agencia Evangelische Pressedienst (EP), dice que la compañía “está pasando por una situación económica desafiante”.
La caída en las ventas debida a la inflación, así como la guerra en Ucrania, tuvieron un impacto negativo en los precios del café y del cacao.
Andrea Fütterer, jefa del departamento Política y Principios de Gepa, también está preocupada por los altos precios y las fluctuaciones en los mercados de materias primas. Esto se debe a las enfermedades de las plantas provocadas por los monocultivos, así como al cambio climático, que trae consigo sequías o precipitaciones excesivas.
Impacto en países cafeteros
Los temores no solo se viven en Europa, sino también en asia y en el continente americano, donde se asientan países con una fuerte cultura cafetera como Vietnam o Brasil.
Representantes de Fairtrade International dijeron a DW que, especialmente las condiciones climáticas desfavorables, sobre todo en el sudeste asiático y América del Sur, hicieron subir los precios, lo que genera miedo a los cuellos de botella en el suministro.
“Esto agrava el ya delicado equilibrio entre la oferta y la demanda. Los largos períodos de sequía en Vietnam, el principal productor de granos de robusta, han dañado las plantas. Brasil, por el contrario, el principal proveedor de granos de arábica, está sufriendo fuertes lluvias que afectan la cosecha”, sostienen.
Desde Fairtrade concluyen que: “Las incertidumbres climáticas, las perturbaciones en las rutas comerciales internacionales y la naturaleza especulativa de muchos fondos de inversión han creado una tormenta perfecta en el mercado del café”.
El papel de los conflictos globales
Los conflictos armados en el mundo también perjudican a los mercados de “materias primas blandas”, entre las que se cuentan los alimentos.
“Arábica, al contrario de robusta, apenas se ve afectada por los obstáculos en el transporte a través del mar Rojo, ya que los productores de arábica no necesitan esa ruta. Pero sí afectan a robusta, que se produce principalmente en el sur de Asia”, explica Carsten Fritsch, analista de Commerzbank, a DW.
Sin embargo, “esa escasez de robusta podría aumentar la demanda de arábica”, añade. Una ventaja para Brasil, de donde proviene el 80 por ciento de la cosecha de la variedad robusta.
A eso se suma, según Fritsch, que “para la cosecha 2024-2025 se perfila una mayor oferta de café de Brasil. Las autoridades esperan un incremento del 5,5 por ciento en comparación con el año anterior, a 58,1 millones de costales de 60 kilogramos cada uno. De ellos, 40,75 millones de bolsas serían de arábica, y 17,33 bolsas de robusta”.
El panorama sigue siendo sombrío
El operador de una empresa tostadora de café alemana pone freno a ese cauteloso optimismo: Steffen Schwarz espera nuevos aumentos de precios, lo cual también se debe a la dificultad de contratar a trabajadores inmigrantes en las plantaciones y al creciente consumo de café en los propios países productores.
Schwarz dijo a la revista Der Spiegel: “Tenemos rendimientos más bajos, escasez de trabajadores y, al mismo tiempo, una demanda creciente”.
El gran alza de la demanda no solo tiene que ver con la “moda de la tendencia del café” en Europa y EEUU, donde los expertos en café celebran a los baristas más conocidos, y cada vez más amantes del café se tienen a sí mismos por conocedores del tema.
Asimismo, el aumento del consumo en países que han cultivado la cultura del té durante miles de años está elevando los precios. En Corea del Sur y China, la demanda de granos aromáticos está aumentando.
“Tenemos que acostumbrarnos a los precios elevados”, afirma Steffen Schwarz. Según él, el café debería costar entre 25 y 30 euros el kilo. “Es lo que tengo que estar dispuesto a pagar si quiero buen sabor y los aspectos ecológicos y sociales son importantes para mí”, dijo a Der Spiegel.