El Banco Mundial (BM) actualizó este miércoles sus previsiones de crecimiento para América Latina y el Caribe y redujo siete décimas la cifra con respecto a las estimaciones previas de enero, hasta el 1,6%, debido principalmente a la situación económica de Argentina.
Para el caso de las proyecciones en Chile, el ente prevé que la economía nacional crecerá un 2% en 2024, frente al 1,8% pronosticado a inicios de este año. Al contario, se espera que la expansión sea de 2,2% para el 2025, menor al 2,3% anterior.
Lo anterior se da en un contexto donde el Banco Central también revisó al alza las previsiones de crecimiento del PIB, pasando de un rango entre el 1,25% y 2,25% a alrededor de 2% y 3%. Además, el último Imacec registró su mejor desempeño en 21 meses con un alza del 4,5% en la actividad económica en febrero, marcado por un impulso de la minería y los servicios.
Sin embargo, los analistas también llaman a “poner paños fríos” respecto a estas cifras, afirmando que esta cifra sobre un 2% no se mantendría en el largo plazo, poniendo sobre la mesa, además, la fuerte de caída de la inversión, de dos puntos porcentuales.
Crecimiento a nivel de América Latina: El papel de Argentina en la revisión de los datos
“No se trata de una degradación de toda la región, sino que los valores de Argentina han sido degradados sustancialmente y representa el 10 % de la zona”, explicó a EFE en una entrevista el responsable para América Latina del banco de desarrollo, William Maloney.
Si no se tuviera en cuenta el dato del país sudamericano, la región crecería este año un 2,2%, sólo una décima menos de lo proyectado en enero.
Y es que, estima el BM, Argentina decrecerá este año el 2,8% (en enero se proyectaba un crecimiento del 2,7%) por “el ajuste fiscal necesario para reducir la inflación” que está llevando a cabo el Gobierno de Javier Milei, recordó Maloney.
Para 2025, el Fondo estima que el país crecerá el 5% y un 4,5% en 2026.
Cifras de otros países
Con Argentina incluida, la región crecerá el 1,6% este 2024. Para 2025 se estima un crecimiento del 2,7% (dos décimas más que lo proyectado en enero) y para 2026 del 2,6%.
Por países, entre las principales economías Brasil crecerá el 1,7% este año y un 2,2% el que viene (frente al 1,5% y 2,2% proyectado en enero), mientas que México lo hará a un ritmo del 2,3% en 2024 y del 2,1% en 2025 (frente al 2,6% y 2,1% estimado antes).
Colombia crecería un 1,3% y 3,2%; Costa Rica en el orden de 3,9% y 3,7%; Ecuador del 0,7% y del 1,7%; Perú del 2,7% y 2,4%; Uruguay del 3,2% y 2,6%; Panamá del 2,5% y 3,5%.
Por su parte, República Dominicana crecerá el 5,1% en 2024 y 5% en 2025; Guatemala el 3% y 3,5%; Nicaragua el 3,7% y 3,5%; El Salvador 2,5% en ambos años; Honduras el 3,4% y 3,3%; Paraguay el 3,8% y 3,6%.
Salvo excepciones, señala Maloney, en general “ha habido una rebaja de los pronósticos en todo el mundo” y también en la región.
Primero, porque las tasas de interés se mantienen altas en los países avanzados. También porque “el crecimiento chino no se ha recuperado tan rápido” como se pensaba y porque “los precios de las materias primas siguen bajos”.
Banco Mundial advierte que la violencia sigue lastrando la región
Uno de los lastres que sigue acarreando Latinoamérica es la violencia, según se afirma en el informe del BM “Competencia: ¿el ingrediente que falta para crecer?” publicado hoy, junto con las proyecciones.
Así, pese a los “loables avances en la gestión macroeconómica”, el aumento de la inseguridad en la región y en países que anteriormente no habían tenido problemas de violencia “está haciendo que los inversores extranjeros directos sospechen”.
Por más que la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, quiera apostar por el ‘nearshoring’ (acercar la producción desde Asia a EEUU) y Latinoamérica sea “perfecta para eso”, sostiene el directivo del Fondo, datos como que “en Latinoamérica las tasas de homicidio son 10 veces mayores que en Asia hacen un poco menos atractiva la región”.
Revertir el rumbo
El informe del BM hace un análisis del panorama económico latinoamericano y afirma que, si bien en las últimas décadas se han logrado “avances significativos”, hoy en día “el crecimiento se ha estancado”, lo que “socava el progreso”.
Las actuales tasas de crecimiento son “insuficientes para impulsar la prosperidad” y hay muchos hogares “bajo presión” debido a que “las transferencias sociales están disminuyendo y los salarios aún no han vuelto a los niveles prepandemia”.
Además, el envejecimiento de la población podría agravar la situación.
“Se necesitan medidas urgentes para revertir el rumbo”, señala el BM, que recomienda llevar a cabo una agenda de reformas que “se han pospuesto durante décadas” en infraestructura, educación, regulación y política de competencia.