El Banco de Japón emprendió su mayor cambio de rumbo desde que puso en marcha su agresiva política de flexibilización monetaria en 2013 y desde que situó los tipos de interés en terreno negativo en 2016, todo ello en pos de lograr el objetivo (que se le venía resistiendo) de alcanzar una inflación interanual del 2%.
El Banco de Japón (BoJ) puso hoy fin a la era de los tipos ultrabajos que se ha prolongado más de una década en este país, al considerar que su economía ha dejado atrás su largo ciclo deflacionario, decisión que provocó una nueva depreciación de la divisa nipona.
El banco central japonés decidió subir desde el –0,1% hasta el 0,1% los tipos de interés de referencia a corto plazo, la primera alza en 17 años, además de abandonar su política de control de los rendimientos de bonos estatales a 10 años e interrumpir las compras de fondos cotizados (ETF) y de fondos de inversión inmobiliarios (REIT).
El BoJ emprendió así su mayor cambio de rumbo desde que puso en marcha su agresiva política de flexibilización monetaria en 2013 y desde que situó los tipos de interés en terreno negativo en 2016, todo ello en pos de lograr el objetivo que se le venía resistiendo de alcanzar una inflación interanual del 2%.
La entidad considera que esta meta está por fin a la vista después de que el índice de los precios de consumo se venga situando desde hace meses por encima de esa cifra de forma habitual, y sobre todo tras tener en cuenta las subidas salariales generalizadas mayores del 5% recientemente pactadas entre sindicatos y patronales.
Sin más subidas en el horizonte de Japón
Pese a que el BoJ decidió este martes descartar varias de las herramientas más importantes que empleaba para estimular a la economía nacional, la entidad señaló que continuará optando por una política “acomodaticia” y se apresuró a descartar un mayor endurecimiento de sus medidas a corto plazo.
El gobernador de la entidad, Kazuo Ueda, afirmó que eventuales subidas adicionales “dependerán de la evolución de los precios” y de la coyuntura económica, y señaló que es “poco probable” que se vayan a aplicar pronto, en una rueda de prensa este martes al término de la reunión de la junta de política monetaria del BoJ.
En su informe adoptado al término de esta cita, la entidad mantuvo su diagnóstico sobre la evolución de la cuarta economía mundial, que “continúa en recuperación moderada” aunque “muestra algunas debilidades”.
Asimismo, el banco central nipón anunció que continuará con su programa de compra de bonos del Tesoro para mantener el coste de la financiación de la elevada deuda pública a precio asequible, a pesar de su decisión de abandonar la estricta estrategia de control de rendimientos de esos activos en torno al 0%.
El yen recae y la Bolsa de Tokio sube
La Bolsa de Tokio terminó la jornada en positivo y con el selectivo referencial Nikkei rebasando de nuevo la barrera de los 40.000 puntos tras conocerse la decisión del BoJ, y después de haber alcanzado niveles récord en semanas anteriores, en parte gracias a los estímulos del banco central nipón.
Los inversores del parqué tokiota parecieron tener ya asimilado el cambio de dirección del BoJ, que venía siendo anticipado por muchos analistas e incluso había sido filtrado por fuentes de la entidad a los medios locales, y además encontraron motivos para el optimismo en la nueva depreciación del yen.
La moneda nipona rebasó la barrera de las $150 unidades por dólar y las €163 por euro, unos niveles que no se veían desde noviembre del año pasado, cuando hubo rumores de una nueva intervención del banco central para contener la caída del yen.
Detrás de la nueva recaída de la divisa japonesa están la continuidad de las políticas de flexibilización monetaria del BoJ pese a su subida de tipos y la gran brecha que sigue existiendo en ese sentido entre el banco central nipón y otras entidades de referencia entre las grandes economías mundiales, según señalan los analistas.
Mientras que los tipos de interés de referencia a corto plazo en Japón estarán en el 0,1% tras la decisión del BoJ, la Reserva Federal estadounidense los sitúa en torno al 5%, y el Banco Central Europeo los mantiene en el 4,5%.