La inflación en Argentina logró en enero aminorar tan sólo un poco su veloz carrera, en un complejo contexto de ajuste económico y caída del consumo por la pérdida del poder de compra de los salarios.
Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos, el índice de precios al consumidor se situó enero en el 254,2% interanual, la tasa más alta desde abril de 1991.
“La inflación a estos niveles siempre nos va a parecer un dato horroroso. Claramente falta mucho camino por recorrer en materia inflacionaria”, afirmó este miércoles en una rueda de prensa el portavoz presidencial, Manuel Adorni, quien, no obstante, reivindicó la política que está aplicando el Gobierno del libertario Javier Milei, quien asumió al frente del Ejecutivo argentino el 10 de diciembre.
En comparación con diciembre pasado, la inflación avanzó un 20,6%, evidenciando una moderación respecto a la tasa mensual del 25,5% del último mes de 2023.
En ese mes, signado por la asunción de Milei, la inflación había dado un fuerte salto como consecuencia de la devaluación del 50% del peso argentino dispuesta por la nueva Administración y su decisión de liberar los precios “reprimidos” de la economía.
La escalada de diciembre dejó para enero, por arrastre estadístico, una tasa alta de inflación, a lo que se han sumado en el primer mes del año fuertes subidas en transporte público (45%), servicios privados de medicina (40%) y combustibles (26,4%).
En alimentos, un segmento de impacto directo en la medición de la cesta básica y el nivel de pobreza e indigencia, el alza de precios en enero fue del 20,4% con respecto a diciembre y del 296,2% en términos interanuales.
Según observó la consultora Eco Go en un informe, a pesar de lo elevado del dato de enero, “la inflación mostró una fuerte desaceleración en el mes, impulsada en gran medida por el freno que le impuso la caída del consumo, con salarios fuertemente deteriorados luego de la corrección de algunos precios relativos”.
De acuerdo a datos oficiales, los salarios aumentaron en promedio un 8,9% en diciembre, muy por debajo de la inflación del 25,5% en ese mes, por lo que los hogares vieron fuertemente recortados sus ingresos para afrontar sus gastos en enero.
Esto se tradujo en el primer mes del año en caídas del consumo de un 10% en supermercados y combustibles y de entre un 20% y un 30% en comercios en general y en materiales para la construcción, un fenómeno que, según muchos expertos, se mantendrá y ayudará a morigerar la inflación en los próximos meses.
El plan de ‘shock’ para lograr un ajuste fiscal equivalente al 5% del PIB aplicado por el Gobierno de Milei desde diciembre, con drástico recorte del gasto, habría permitido obtener superávit primario en enero, aportando también a la desaceleración de la inflación dada la menor necesidad de emisión monetaria para financiar al Tesoro.
Para el Gobierno, esta disciplina ya está dando sus frutos, con una desaceleración gradual de la inflación.
“No hay mejor batalla contra la inflación que pulverizar el déficit fiscal y terminar con la máquina de hacer billetes, que es lo que estamos haciendo”, aseveró este miércoles Adorni.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) cree que la inflación mensual en Argentina alcanzará niveles de un solo dígito durante el segundo trimestre, con un índice anual del 149,4% en 2024, desde el 211,4% de 2023.
Ese horizonte, sin embargo, luce extremadamente ambicioso para la mayoría de las consultoras privadas, que en promedio calculan una inflación del 227% para 2024, teniendo en cuenta los fuertes aumentos en servicios que ya se han dado en febrero más los proyectados para los meses venideros.