En línea con sus estimaciones previas, el Banco Mundial (BM) remarcó que este año Chile no crecerá, a la vez que anunció que Latinoamérica tendrá un crecimiento mayor al que se había proyectado, aunque con tasas similares a las de hace una década, que no son suficientes para lograr los avances necesarios en materia de inclusión y reducción de la pobreza.
El Banco ofreció un desglose por países y, entre las principales economías, México crecerá el 3,2%, Brasil 2,6%, Perú 0,8% y Colombia 1,5%, mientras que las únicas en escenario de decrecimiento serán Argentina (-2,5%) y Chile, que caerá el 0,4%.
El Ministerio de Hacienda, por su parte, tenía una proyección menos aguda: 0% de expansión para este 2023, en línea con lo indicado por el Banco Central de Chile en el tercer Informe de Política Monetaria (IPoM). Las tasas de expansión positivas se retomarían en los dos ejercicios siguientes.
En el IPoM se destacó que la inflación ha bajado, aunque sigue alta, “en un contexto donde la actividad y la demanda han seguido avanzando en su proceso de ajuste, las presiones de costos se han reducido y las expectativas de inflación a dos años plazo se ubican en 3%”.
Las perspectivas de crecimiento regional, puntualizó en tanto el BM, “siguen siendo bajas” en comparación con el potencial y no son “un reflejo de las condiciones globales ni de los daños colaterales de la pandemia”, sino que “reflejan problemas estructurales que no se han abordado durante mucho tiempo”.
La inflación regional, excluyendo Argentina y Venezuela, se sitúa en el 4,4%, frente al 6,4% de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el 8,6% de Europa del Este, señaló.
PIB regional
El informe presentado este miércoles estima que el PIB regional crecerá un 2% en 2023, seis décimas más del 1,4% proyectado anteriormente (en junio), pero “aún por debajo del crecimiento de todas las demás regiones del mundo”, apuntó el organismo.
Esta mejora, explicó William Maloney, economista jefe para la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial, está relacionada con el crecimiento más elevado que han registrado las grandes potencias del G7.
“Es cierto que los precios de las materias primas se han ido debilitando pero, por otro lado, el crecimiento del PIB de Estados Unidos fue mucho mayor de lo previsto y en general el G7 está funcionando un poco mejor de lo que pensábamos y eso está ayudando mucho a la región”, precisó.
Para 2024, se espera que la región crezca un 2,3% (tres décimas más de lo estimado en junio) y el 2,6% en 2025.
“Esto es decepcionante. Tenemos un problema mayor de crecimiento a largo plazo, pues estas tasas de crecimiento de aproximadamente 2% son similares a las que estábamos experimentando en la década de 2010 y reflejan problemas estructurales de más largo plazo”, señaló Maloney.
Son varios los retos a los que se enfrenta la región, entre ellos el “frente fiscal”, con un gasto público elevado, agravado por las altas tasas de interés, que limitan “el progreso en la reducción de la deuda”.
Así, afirmó el BM, aunque la deuda con respecto al PIB cayó al 64% del PIB desde el 67% de hace un año, se mantiene muy por encima del nivel de 2019, del 57%.
Desafíos regionales
Dos de los grandes retos y limitaciones que sufre América Latina son la baja atracción de capital extranjero y también la baja productividad.
A pesar de los aumentos de la inversión extranjera directa en Argentina y Brasil durante el año pasado, “hay poca evidencia en los últimos años de que la región haya aprovechado el realineamiento de las cadenas de valor globales”, aseguró el BM.
Hasta México, pese a su proximidad con Estados Unidos, ha registrado un aumento muy pequeño de los flujos de inversión extranjera directa (IED).
Una situación motivada, en opinión de Maloney, por hechos como que “las infraestructuras no siempre están bien diseñadas y no hay suficientes” o que en la región siempre sobrevuela la incertidumbre.
“Esa incertidumbre, tanto en términos de política y también en cuanto a las reglas del juego (las leyes y normativas locales), desanima a los inversores extranjeros y a los inversores nacionales”, apuntó.
En cuanto a la productividad, señaló, la región tiene “una productividad muy baja” que, entre otras cosas, está íntimamente relacionada con la baja “adopción tecnológica” y con la deficiencia de los sistemas educativos en muchos países.
Por ello, en su informe “Conectados: Tecnologías digitales para la inclusión y el crecimiento”, el Banco Mundial insistió en que “las tecnologías digitales pueden ayudar a estimular el crecimiento y también a hacerlo más ecológico”.