La dolarización de la economía de Argentina -como lo propone Javier Milei- es una mala idea que hará poco por resolver los persistentes problemas fiscales del país, dijeron tres de los economistas más renombrados de América Latina.
Convertir el dólar en moneda de curso legal en Argentina como una forma de introducir disciplina fiscal y de gestión de deuda sería una “solución rápida” que no resolvería “problemas estructurales”.
Así fue cómo lo dijo el miércoles Guillermo Ortiz, exgobernador del banco central de México, en un seminario online con la prensa. Argentina “tampoco tiene los dólares necesarios para implementar esa política”, afirmó.
“No tiene absolutamente ningún sentido ir en esa dirección”, señaló Ortiz.
Milei, el libertario radical que aparece como favorito en las encuestas, propuso reemplazar el peso argentino por el dólar estadounidense. Esto, como una manera de controlar una de las tasas de inflación más rápidas del mundo.
En una entrevista con Bloomberg News, Milei se comprometió a cerrar el banco central del país y realizar un fuerte ajuste fiscal.
Según el ultraderechista, esto mejoraría la reputación y el perfil crediticio de la economía argentina, que está en crisis.
La dolarización de Milei “no cura la enfermedad”
“El problema de la dolarización es que no cura la enfermedad que se supone que debe curar y, por lo tanto, es una mala idea”, dijo en el mismo seminario Andrés Velasco.
Se tata del exministro de Hacienda de Chile y actual decano de la Escuela de Políticas Públicas de London School of Economics.
Arminio Fraga, quien dirigió el banco central de Brasil entre 1999 y 2003, añadió que la situación actual de Argentina es “muy complicada”.
Además señaló que cambiar el peso por dólares como moneda oficial simplemente “suena como una solución mágica”.
Ortiz, Velasco y Fraga forman parte del Grupo de los Treinta, un organismo que reúne a responsables de decisiones de política monetaria actuales y anteriores.
Todos ellos encabezaron un informe sobre América Latina que compara su desempeño económico con el de otras regiones.
El crecimiento lento e incluso negativo de la productividad y tasas de inversión inferiores a las de pares de Europa del Este y Asia son partes clave de las deficiencias de la región, según el informe publicado el miércoles.