Dos días después de la compra contrarreloj de Credit Suisse por UBS, y lograda cierta estabilidad de ambos bancos en bolsa, llega ahora la posibilidad de que accionistas e inversores en el primero, especialmente los poseedores de bonos, presenten demandas judiciales ante una operación de la que han sido los grandes perdedores.
La atención planea ahora especialmente sobre los propietarios de bonos de riesgo relativo AT1 por valor de 17.300 millones de dólares, y que tras la operación han visto cómo estas inversiones han sido reducidas a cero por la precipitada compra.
Al menos una firma de abogados, la británica Quinn Emanuel Urquhuart & Sullivan, está en conversaciones con algunos de estos bonistas para presentar una demanda, confirmó el bufete.
“Hemos reunido un equipo de abogados de Suiza, Estados Unidos y Reino Unido. Estamos en conversaciones con varios poseedores de AT1 que suponen un importante porcentaje de los bonos emitidos por Credit Suisse”, destacó el comunicado.
Estos bonos, apodados “cocos” suelen recibir una atención prioritaria en caso de indemnizaciones por compras como la cerrada el domingo.
Pese a esto, en Suiza esa prioridad no es obligatoria.
Más penalizados que los accionistas
Los accionistas de Credit Suisse, si bien han sufrido pérdidas, no han sufrido la misma situación de los bonistas, para los que el valor de cada bono se ha esfumado.
La firma de abogados británica indicó que el caso recuerda al que en 2017 se planteó con la compra en España del Banco Popular por parte del Banco de Santander.
Allí los bonos AT1 también tuvieron unas pérdidas de 1.440 millones de dólares, una cifra considerablemente menor a la que atañe ahora a Credit Suisse.
Quinn Emanuel Urquhuart & Sullivan adelantó que este miércoles, 22 de marzo, celebrará una sesión informativa con bonistas para informarles vía telefónica sobre las posibilidades de demanda, con asesoramiento de expertos desde Zúrich, Nueva York y Londres.
El posible litigio atrae muchas miradas en un mercado de bonos que mueve en Europa más de 275.000 millones de dólares.
Además, puede ser castigado por la desconfianza de los inversores si pierde esa prioridad a la hora de las indemnizaciones, como ha ocurrido en el caso suizo.
Ante esas dudas, el Banco Central Europeo, la Autoridad Bancaria Europea y otras autoridades aseguraron que seguirán priorizando a los bonistas con respecto a los accionistas.
Analistas suizos ven pocas posibilidades
En Suiza, los analistas señalan que las posibilidades de que este litigio prospere son limitadas, ya que la ley helvética no admite en principio las acciones colectivas en esta situación, lo que obligaría a analizar caso por caso cada demanda de cientos, quizá miles de bonistas.
En el país centroeuropeo, por otra parte, tampoco existen entidades de defensa de los inversores, otro obstáculo para los litigios.
Respecto a posibles demandas de los accionistas, la atención se fija en el Banco Nacional Saudí, gran perdedor en este caso.
Lo anterior, después de haberse convertido el pasado año en el principal poseedor de participaciones de Credit Suisse (9,8% del total) tras la ampliación de capital que el banco lanzó a la desesperada en noviembre y diciembre.
Por ahora, el banco estatal saudí no parece inclinado a tomar acciones legales, después de que en un comunicado señalara que la caída de Credit Suisse no había afectado gravemente sus cuentas, al representar sólo un 0,5% de sus activos y un 1,7% de sus participaciones en otras firmas.
“No ha tenido ningún impacto sobre la rentabilidad”, aseguró el banco, que desató el principio del fin de Credit Suisse hace una semana cuando su presidente aseguró que no iba a invertir más dinero en el banco suizo.
Para los accionistas las pérdidas dependen del momento en el que hubieran adquirido participaciones de Credit Suisse.
Si lo hicieron en el momento álgido del banco, mayo del año 2017, cuando llegaron a cotizarse a 91 dólares, habrían perdido más del 99% de aquel importe.
Ethos, otros posible frente para Credit Suisse
Por ahora, en el campo de los accionistas es únicamente la Fundación Ethos.
La firma agrupa a 220 cajas de pensiones y otros inversores institucionales suizos, la única que ha confirmado contactos con representantes jurídicos ante una posible “clarificación de responsabilidades de la debacle”.
La fundación criticó la venta de Credit Suisse por un 60% menos de su valor en bolsa, a instancias del Gobierno suizo para evitar graves daños en el sistema financiero.
Dijeron que es un “enorme desperdicio” para los accionistas y para la economía suiza en su conjunto, y, en este caso, los fondos de pensiones están “doblemente penalizados”.
Debe tenerse en cuenta además que los accionistas quedaron excluidos de la posibilidad de votar la polémica operación entre UBS y Credit Suisse.
Lo anterior, en virtud de una modificación legal aprobada por el Gobierno de Suiza para cerrar una compra acelerada el pasado fin de semana.