El ministro de Hacienda, Mario Marcel, descartó que la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) tenga algún efecto a nivel local.
La debacle del banco regional de California desató un temblor financiero Estados Unidos: los efectos se siguen sintiendo en Wall Street, especialmente entre empresas de mediano y pequeño tamaño. Y de momento sólo un banco, el neoyorquino Signature Bank, se ha visto afectado.
Los inversores temen que otros bancos, sobre todo aquellos expuestos al mismo tipo de clientes (empresas emergentes), sufran una huida repentina de depósitos que no puedan gestionar, por lo que han lanzado a la venta sus acciones.
Frente a ese escenario el ministro Marcel sostuvo, tras una cita con los grandes empresarios agrupados en la Confederación de la Producción y Comercio (CPC), que “ese tipo de riesgos afortunadamente no los tenemos” debido al marco regulatorio.
“Particularmente el Silicon Valley Bank, por su tamaño, era un banco que no estaba sujeto en Estados Unidos a las normas de Basilea III. Aquí en Chile esas normas, de acuerdo a la nueva Ley General de Bancos, son aplicables a todos los bancos de la plaza, por tanto, ese tipo de riesgos afortunadamente no los tenemos”, explicó.
El jefe de las arcas fiscales remarcó que la normativa, en consecuencia, “es algo que nos da mucha tranquilidad”.
Para hacer frente a la necesidad de liquidez de las empresas a las que servía, el SVB vendió Bonos del Tesoro sin madurar por 21.000 millones de dólares, lo que llevó aparejada una pérdida de 1.800 millones de dólares, que intentó compensar con una ampliación de capital.
Sin embargo, tras el anuncio de esta operación, sus acciones se desplomaron un 60% el jueves, la captación de capital se frustró y muchos clientes retiraron sus fondos, lo que ahondó la caída de sus títulos el viernes, y llevó a las autoridades a intervenir la entidad para evitar que la situación se agravara.