La quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) ha sacudido la industria tecnológica.
El desplome de este banco californiano dedicado a la innovación podría haber provocado una cascada de quiebras en el sector.
Pero en la tarde del 12 de marzo, las más altas autoridades estadounidenses anunciaron que todos los depósitos estarían finalmente protegidos poniendo fin a la pesadilla de los 35.000 clientes del banco, en su mayoría fundadores de startups.
Desde el viernes, no han podido retirar ni un solo dólar de sus cuentas bancarias. Necesitan dinero urgentemente, ya que esta semana tienen que pagar sus nóminas de mediados de marzo.
Muchos de ellos temían perder mucho más: hasta la totalidad del capital que habían reunido para financiar su desarrollo y que imprudentemente habían dejado en sus cuentas bancarias favoritas.
Los fondos de capital riesgo que las apoyan son también clientes del banco, por lo que hay cierta ligereza en la gestión de los flujos de capital. Pero la protección de todos los depósitos anunciada el 12 de marzo por Janet Yellen ha tranquilizado a los clientes.
¿Por qué las nuevas empresas confiaban tanto en este banco?
Porque fue creado para ellas hace cuarenta años. Silicon Valley Bank estaba dispuesto a asumir el riesgo que otros bancos convencionales no estaban dispuestos a asumir.
Permitió que miles de startups obtuvieran financiación y se convirtieran en fenomenales historias de éxito.
Spotify, la plataforma de streaming, y Beyond Meat, una de las pioneras en sustitutos de la carne, cuentan entre sus fieles clientes. La mitad de las nuevas empresas estadounidenses tienen una cuenta en el SVB.
El banco es, por tanto, un actor clave en la financiación de la innovación en Estados Unidos. También lo es en el Reino Unido, donde opera desde hace 18 años.
¿Cómo se financiará la tecnología?
Un banco puede hacerse cargo de todas las actividades y clientes del SVB que ha salido a subasta. Pero este salvador, si se declara ¿estará dispuesto a asumir los mismos riesgos?
Otra pregunta sin respuesta es si otros bancos de innovación sufrirán problemas similares a los del SVB.
El 12 de marzo, Signature Bank fue declarado insolvente y puesto bajo el control de la Agencia Federal de Garantía de Depósitos. Estas cuestiones minan la confianza y, por tanto, toda la estructura de financiación. Un nuevo desafío tras un año calamitoso.
En 2022 las inversiones para nuevas empresas cayeron un 30% en un sector en el que antes el dinero fluía libremente.
Los jefes tecnológicos suplicaron ayuda a la Administración
Y la administración que tanto les gusta denostar por su supuesta extralimitación regulatoria está respondiendo a su llamada. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, descartó ayer un rescate público del banco.
Pero por la noche anunció que todos los depósitos de los clientes de Silicon Valley Bank y Signature Bank estarían garantizados. Una decisión tomada en la cúpula del Gobierno, en consulta con Joe Biden.
En Washington, la máxima prioridad no es tanto la tecnología sino evitar que se repita la crisis financiera de 2008. Era necesario a toda costa tranquilizar a los clientes y a todos los agentes económicos antes de la reapertura de los mercados bursátiles.
La Agencia Federal de Garantía de Depósitos sólo está autorizada a reembolsar las cuentas aseguradas, hasta un máximo de 250.000 dólares. Esto sólo afecta al 4% de los depósitos del SVB.
Por tanto, la agencia irá mucho más allá de sus competencias para salvar del colapso a la tecnología, a los bancos y quizá a la economía mundial.