La jornada de este viernes la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) y la Superintendencia de Pensiones (SP) emitieron la norma que establece las nuevas tablas de mortalidad que estarán vigentes para el período 2023-2029.
Lo anterior, explicaron, luego de realizado el proceso de consulta pública en 2022 y tras las reuniones sostenidas con el equipo técnico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en diciembre pasado.
Las nuevas tablas de mortalidad comenzarán a regir el 1 de julio de 2023 y no tienen efecto alguno sobre las personas que ya se encuentran pensionadas, así como tampoco para la aplicación y entrega de la Pensión Garantizada Universal (PGU).
Para qué se utilizan las tablas de mortalidad
Las tablas de mortalidad se utilizan para calcular la pensión de las y los afiliados y beneficiarios que se van a pensionar en la modalidad de retiro programado.
También, “para determinar las reservas técnicas que las compañías de seguros de vida deben constituir para respaldar las rentas vitalicias de las y los asegurados y sus beneficiarios; y para calcular los aportes adicionales del seguro de invalidez y sobrevivencia y las reservas para respaldar el pago de dichos aportes”, señaló la SP.
Actualización de las tablas de mortalidad
De acuerdo a las entidades reguladoras, la importancia de la actualización de las tablas de mortalidad radica en la necesidad de “reflejar adecuadamente los cambios en las expectativas de vida de la población que se va a pensionar y asegurar una adecuada distribución de su ahorro previsional para que los pensionados por retiro programado y de rentas vitalicias reciban las pensiones comprometidas a lo largo del resto de su ciclo de vida”.
Las actualizaciones de las tablas de mortalidad estiman una expectativa de vida a 2023 de 86,6 años para un pensionado hombre de 65 años de edad y de 90,8 años para una pensionada mujer de 60 años de edad.
Respecto de las tablas vigentes desde 2016, esto equivale a un aumento de aproximadamente seis meses en la expectativa de vida en el caso de los hombres y una disminución de cerca de cinco meses para las mujeres, sostuvo la SP.
La aplicación de las nuevas tablas llevará a que, “en el caso de los hombres de 65 años, la primera pensión por retiro programado será un 1,7% menor respecto de lo que habrían recibido en caso de no reconocerse la mayor expectativa de vida”.
En el caso de las mujeres de 60 años, agregó la SP, “la primera pensión por retiro programado será un 0,8% más alta que la que habrían recibido de no haberse actualizado la expectativa de vida”.
La actualización de las tablas significará también un incremento de 0,14% en las reservas técnicas asociadas a las rentas vitalicias.
“La actualización de tablas de mortalidad para el período 2023-2029 mantiene la edad máxima posible de 110 años para una persona pensionada y reconoce que la probabilidad de alcanzar esa edad máxima es muy baja”, explicó el regulador.
De esta manera, con las nuevas tablas se estima que, en 2023, “un hombre de 65 años tiene un 0,02% de probabilidad de llegar a los 110 años, (esto es equivalente a decir que 2 de cada 10.000 hombres llegarían a esa edad)”.
A su vez, para una mujer de 60 años, en 2023, la probabilidad de alcanzar los 110 años es de un 0,22% (es decir, 2,2 de cada 1.000 mujeres llegarían a los 110 años de edad).
En ambos casos, estas probabilidades no tienen variación significativa respecto de las tablas vigentes, afirmó la Superintendencia de Pensiones.