Chile, que durante años fue el “alumno aventajado” y ejemplar del crecimiento económico en la Latinoamérica, será el país que -junto con Haití- tendrá el peor desempeño en 2023: distintos organismos nacionales e internacionales auguran que su PIB podría llegará a caer hasta un -1,75%.
Tras crecer un explosivo 11,7% en 2021 y recuperarse más rápido de lo previsto de la pandemia, Chile comenzó a desacelerarse en la segunda mitad de 2022 y cerró el año en torno al 2%, lastrado por una inflación inédita en décadas, la bajada en el precio de las materias primas, el debilitamiento del dólar y los efectos de la coyuntura internacional, con la guerra en Ucrania a la cabeza.
En este contexto, habría una serie de retos que la economía chilena deberá enfrentar en los próximos meses.
Recesión
Las alarmas, que llevan meses encendidas, sonaron con fuerza la semana pasada cuando se publicó el dato del Índice Mensual de la Actividad Económica (Imacec) de noviembre, que se considera una estimación del PIB y que retrocedió un 2,5% interanual.
El ministro de Hacienda y expresidente del Banco Central, Mario Marcel, explicó entonces que la economía se está “ajustando” tras el sobrecalentamiento de 2021 -motivado por las millonarias ayudas sociales y los retiros anticipados de los fondos de pensiones que impulsaron un consumo- y negó que “se venga una catástrofe”.
“Vamos a seguir viendo cifras negativas en doce meses durante varios meses más (…), pero en el segundo semestre de 2023 ya vamos a ver un repunte en la actividad”, aseguró.
El emisor chileno es más pesimista y vaticina que el PIB se contraerá entre 1,75% y 0,75% en 2023, mientras que la Comisión Económica para América Latina (Cepal) pronostica una recesión del 1,1% y el Banco Mundial del 0,9%.
“Las proyecciones en términos de inversión y consumo son negativas y la única variable a nivel agregado que crece en 2023 es el gasto público (4%), lo que puede ayudar a contrarrestar” la situación, indicó Francisco Castañeda, director de la Escuela de Negocios de la Universidad Mayor.
Todos coinciden, sin embargo, en que la economía volverá a la senda del crecimiento en los próximos años, con aumentos levemente superiores a un 2% en 2024 y 2025.
Inflación
El país cerró el 2022 con la inflación más alta en 30 años, con un alza interanual del 12,8%, y sumando el segundo año consecutivo con cifras récord.
“La división de alimentos ha llegado a los puntos más altos en las últimas mediciones y se sitúa alrededor del 40% de la incidencia en la inflación anual”, explicó el economista Recaredo Gálvez, de la Fundación Sol.
Para frenar el alza inflacionaria, el Banco Central empezó a subir en 2021 la tasa de interés referencial progresivamente hasta llegar al 11,25% en octubre, su mayor nivel desde 2001, y su intención es mantenerla así “hasta que se resuelvan los desequilibrios”.
En sus últimas previsiones en diciembre pasado, el emisor proyectó que la inflación promedio será del 6,6% en 2023, pero cerrará el año cerca del 3,7%.
Precio del cobre y reforma tributaria
Con el 28% de la producción global, Chile es el principal productor de cobre del mundo. El precio del metal rojo, imprescindible en la transmisión eléctrica, repercute en sus arcas fiscales.
La desaceleración en China, el mayor consumidor mundial, así como la recesión en Europa, hicieron que la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) ajustase el pasado diciembre a la baja la proyección de precio promedio del para 2023 hasta los 3,7 dólares la libra.
Tanto los ingresos del cobre -la compañía estatal Codelco es la mayor cuprífera del mundo y entrega sus beneficios al fisco- como la reforma tributaria que impulsa el Gobierno serán imprescindibles para financiar un ambicioso paquete de medidas sociales para paliar la crisis y atender los sectores más vulnerables.
Presentada en julio de 2022, la reforma tributaria es uno de los proyectos emblemáticos del presidente Gabriel Boric y busca recaudar el 3,7% del PIB en cuatro años mediante una reestructuración del impuesto a la renta, la reducción de exenciones tributarias y la aplicación de un nuevo “royalty” minero.
Proceso constituyente
El rechazo de los chilenos a la propuesta de nueva Constitución votada en el Plebiscito celebrado en septiembre de 2022 ha relajado a los mercados nacionales e internacionales.
El texto, con un espíritu refundacional, había puesto en alerta a los sectores económicos, pero el acuerdo para realizar un nuevo proceso constituyente -el segundo que se emprende con la aspiración de cambiar la Constitución- apunta a reformas más moderadas y graduales.
“Chile ha despejado algunas dudas y hay cierto consenso sobre este nuevo proceso constituyente, lo que le da estabilidad a la economía y se ha reflejado en el fortalecimiento del peso y un mayor valor respecto al dólar”, consideró Castañeda.
Deuda y ahorro
Una de las variantes que preocupan a nivel ciudadano es el gigantesco crecimiento en apenas un año del valor de la Unidad de Fomento (UF), un instrumento financiero pensado para el ahorro, pero que se ha convertido en una espada de Damocles para las familias, al utilizarse de forma recurrente en créditos hipotecarios y pagos, como los colegios, los alquileres o los servicios profesionales.
El valor de la UF, históricamente muy estable e indexado a la inflación, ha crecido en 2022 y años anteriores, pasando de 29.000 pesos el 31 de diciembre de 2021 a más de 35.000 en la primera semana de este año.
Una buena noticia para los ahorros, pero muy mala para la inversión y la economía familiar, en un país en el que la gran mayoría de los ciudadanos se apoya en el crédito y acumula deudas millonarias, la mayoría de ellas relacionada con el consumo.