Ante la crisis energética internacional, Alemania busca alternativas al gas ruso y a otros combustibles fósiles. Chile produce ya mucha más energía de la que consume, la mitad de ella procedente de fuentes renovables.
Uno de los ejemplos más claros es la planta termosolar de Cerro Dominador, la primera planta de este tipo en toda América Latina, que visitó Bodo Ramelow, presidente del Bundesrat.
La primera planta de concentración solar de potencia de América Latina genera energía aprovechando la radiación del desierto de atacama.
Este contexto se suma a la decisión de la OPEP de recortar la producción de petróleo ha causado inquietud en Alemania, la UE y EEUU.
Esto, ya que una gran parte del planeta se enfrenta a un invierno de escasez de energía, aumento de los precios y desaceleración del crecimiento.
El barril de crudo Brent europeo costó alrededor de USD 94 (€ 95) esta semana. La anterior fue de USD 98 por barril.
El alza de los precios se produce luego de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo+ (OPEP más Rusia) acordara reducir en noviembre la producción en 2 millones de barriles por día, lo que representa el 2% del suministro mundial.
El Presidente de EEUU, Joe Biden, dijo que habría “consecuencias” para Arabia Saudita, tras la decisión de la alianza liderada por Riad de recortar la producción de petróleo.
Factores que contribuyen fuera de Alemania
Cuán severo será el próximo invierno es otro factor a considerar, así como también la rapidez con la que el gigante energético francés EDF logre volver a poner en marcha su planta nuclear.
Otro componte es el éxito de los gobiernos a la hora de reducir la demanda en la industria y en los hogares. Esto, mediante el ahorro de energía y una rápida implementación de las energías renovables.
Ashley Kelty, director de Petróleo y Gas en Panmure Gordon, una empresa bancaria de inversión corporativa, señala que las actuales alzas no se deben únicamente a Ucrania.
Por el contrario, explica que “la situación actual se debe a años de inversión insuficiente en petróleo y gas, a la arrogancia política y al aumento de la inversión ambiental, social y de gobernanza (ESG)”.