El Gobierno de Estados Unidos confirmó este miércoles el retroceso económico en el primer trimestre de 2022, que fue del 0,4% con respecto al trimestre anterior, y elevó en una décima el ritmo anual de esta caída, hasta el 1,6%.
Según los datos publicados este miércoles por la Oficina de Estadísticas Laborales (BEA) de EEUU, este decrecimiento se produjo en un momento de resurgimiento de la pandemia con los casos de la variante ómicron y con otros factores como los problemas en la cadena de suministro.
Fueron varios los indicadores que empujaron la caída del PIB en los tres primeros meses del año, como las exportaciones, que decrecieron, como también lo hicieron el gasto público y la inversión privada.
Las importaciones y el gasto de los consumidores y la inversión fija residencial aumentaron, según esta estadística.
Sin embargo, el cálculo anual del PIB se ha revisado a la baja porque el consumo de bienes y servicio ha aumentado menos de lo inicialmente estimado.
Los datos de la economía estadounidense se publican en un contexto marcado por el temor a la recesión económica en el país.
La elevada inflación, en el 8,6% según el último indicador correspondiente al mes de mayo, es la principal preocupación tanto del Gobierno como de la Reserva Federal, que ha vuelto a subir los tipos de interés y piensa seguir haciéndolo hasta conseguir contener la subida de los precios de consumo.
A mediados de junio, la Fed anunció una subida del tipo de interés oficial de 0,75 puntos, el mayor aumento en 28 años, y el presidente del organismo, Jerome Powell, adelantó que muy probablemente en julio se produzca otro incremento de 0,75 o de 0,5 puntos para luchar contra la inflación.
Powell ha admitido que las subidas de tipos pueden afectar a la evolución económica e incluso al desempleo, pero también ha insistido en varias ocasiones en que la prioridad es contener la elevada inflación.