Hoy hay en el mundo 2.668 multimillonarios, 573 más que en 2020 cuando apareció la pandemia. Su riqueza se incrementó de 3,78 billones de dólares durante la crisis sanitaria, en tanto que el 99% de la población mundial vio reducir sus ingresos.

La fortuna de los más ricos del mundo se incrementó sustancialmente durante los 20 meses pasados, coincidiendo con la aparición y desarrollo de la pandemia del covid en todo el mundo.

Su riqueza “se ha disparado hasta alcanzar unos niveles sin precedentes. La pandemia, que para la mayor parte de la humanidad ha estado marcada por el sufrimiento y ha supuesto una enrome ruptura en sus vidas, ha resultado ser uno de los mejores momentos de la historia para los multimillonarios”, denuncia el informe “Beneficiarse del Sufrimiento”.

El reporte fue elaborado por la organización Oxfam, que cada año publica un informe que se ha convertido en material de referencia para analizar la evolución de las desigualdades y la concentración de la riqueza en el mundo.

Se podría pensar que con la pandemia las desigualdades de ingresos y de riqueza amainarían, pero sucedió todo lo contrario.

La pandemia ha sido una “pandemia de desigualdad”, que se refleja en los crecientes desniveles de “riqueza, de ingresos, de género, raciales, en materia de salud y entre países”.

“Hay que poner sobre la mesa una realidad que es incontestable, más de 250 millones de personas podrían verse empujadas a la pobreza extrema. Esta diferencia, desde nuestro punto de vista muy grave, nos hace ver la necesidad de implementar medidas que corrijan una situación tan compleja como esta”, precisa Ernesto García, miembro de la organización Oxfam.

“99% de la población mundial vio reducirse sus ingresos”

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En efecto, algunos datos del informe son edificantes.

Actualmente hay en el mundo 2.668 multimillonarios, 573 más que en 2020, cuando apareció la pandemia. Su riqueza se incrementó de 3,78 billones de dólares durante la pandemia, en tanto que el 99% de la población mundial vio reducirse sus ingresos.

Varios elementos explican esta evolución. En primer lugar la estructura sesgada de los sistemas fiscales que favorecen más a los multimillonarios que al resto de la población.

Un dato, publicado en enero pasado por la misma organización permite comprender la dimensión del problema. “En 2017 por cada dólar de ingreso fiscal colectado en el mundo, solo 4 centavos procedían de la fiscalidad sobre la fortuna”.

Eso no es todo. “Han sido 24 meses extremadamente complejos en términos de políticas públicas, de diferentes impactos económicos. Por un lado con la última coyuntura, especialmente con aquellos patrimonios vinculados a sectores que han sido clave como empresas farmacéuticas, energéticas, agroalimentarias, han visto crecer de manera muy importante todos sus activos”, dijo el experto

Y agregó: “en segundo lugar, las políticas públicas expansivas, orientadas a generar en algunos países escudos sociales de protección a su población, que han inyectado dinero en la economía, y eso ha permitido a su vez activar de una manera más fuerte los activos de las empresas en los que tenían participación estas personas millonarias”.

Durante la pandemia los gobiernos invirtieron 16 mil millones de dólares para evitar un desplome completo de la economía. Fue en los países más ricos (Estados Unidos, la mayoría de estados de la Unión Europea, Canadá) donde ese esfuerzo fue más consecuente. Es ahí donde vive el mayor número de ‘milmillonarios’.

Propuestas

Oxfam propone varias medidas para revertir esta situación.

“En primer lugar lo que llamamos el impuesto de solidaridad a las grandes fortunas, de carácter temporal de los que más tienen en circunstancias excepcionales como as que estamos viviendo, que tengan como objetivo financiar medidas de apoyo a quienes sufren de un modo más intensivo, por ejemplo, el impacto de los elevados precios de los alimentos y de la energía”.

Oxfam sostuvo que ha habido algunos ejemplos, como los que ha puesto en marcha Argentina.

La segunda sería el impuesto a los beneficios caídos del cielo, especialmente de las empresas energéticas, pero no solo, también las farmacéuticas y alimentarias, un poco en la línea de experiencias que se están poniendo en marcha; el caso quizás más significativo es el de Italia que ha puesto este impuesto a los beneficios caídos del cielo a las empresas energéticas, siguiendo las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y la OCDE.

Y en tercer lugar medidas más estructurales de fiscalidad, de reforma fiscal orientadas a la progresividad y a la mejora de la suficiencia tributaria, y allí el elemento central es el impuesto al patrimonio de la riqueza, concluye Oxfam.