El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, elevó este miércoles sus críticas a la estatal Petrobras por los continuos aumentos de los precios de los combustibles, a los cuales calificó de “crimen contra la población”.
La petrolera, controlada por el Estado pero que cotiza en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid, anunció la semana pasada un aumento del 18,8% en el precio de la gasolina y del 24,9% en el diesel, lo cual presiona la inflación en momentos en que Bolsonaro prepara su campaña para las elecciones de octubre.
Según Bolsonaro, ese último reajuste fue anunciado cuando el precio del petróleo en los mercados internacionales llegaba a los 130 dólares por causa del impacto de la invasión rusa a Ucrania.
En ese marco el gobernante consideró que Petrobras ahora que el precio del crudo ha bajado a cerca de los 100 dólares por barril, el aumento del combustible en Brasil debería ser revisado.
“¿Será que lo van a hacer o será que está muy bien para ellos en Petrobras?”, planteó Bolsonaro, quien lamentó no poder “interferir” en las políticas de precios de la empresa e incluso no poder ordenar su privatización.
“No tengo poderes sobre Petrobras. Pero, por mí, es una empresa que podría ser privatizada hoy”, pues “me libraría de ese problema”, dijo en una entrevista con la TV Ponte Negra sobre una posibilidad más que remota, pues un eventual traspaso a manos privadas debería ser autorizado por el Parlamento, que se resiste a esa hipótesis.
Más críticas
Bolsonaro también dirigió sus críticas contra el presidente de Petrobras, el general de la reserva del Ejército Joaquim Silva e Luna, a quien él mismo designó para ese cargo en febrero de 2021.
Silva e Luna sustituyó al economista Roberto Castello Branco, que fue destituido precisamente por las quejas de Bolsonaro después de que los precios de los combustibles aumentaron un 35% en cuestión de tres meses, también por las presiones del mercado internacional.
En sus declaraciones a TV Ponte Negra, dijo que el presidente de la petrolera “puede ser cambiado”, algo que, apuntó, puede ocurrir en cualquier estatal “por motivos de productividad, fallos u omisión en el servicio”, aunque no aclaró si está en sus planes.
Los recientes aumentos de los combustibles han presionado a la inflación, que desde fines del año pasado se sitúa por encima del 10% anual y, según han admitido fuentes oficiales, es vista como un obstáculo en el camino de Bolsonaro hacia una posible reelección.
Brasil irá a las urnas en octubre próximo y, según coinciden las encuestas, el favorito es el progresista Luiz Inácio Lula da Silva, quien gobernó entre 2003 y 2011 y es el mayor antagonista político del líder de la ultraderecha.