América Latina crecerá un 2,6% en 2022 y un 2,7% en 2023, después de una fortísima recuperación del 6,7% el año pasado, y se enfrenta a importantes riesgos como un aumento abrupto en la cantidad de casos de covid-19, tensiones en la financiación y estrés relacionado con la deuda, vaticinó este martes el Banco Mundial (BM) en su informe semestral de “Perspectivas Económicas Globales”.
Para Chile, en particular, proyectó un crecimiento de 2,2% en 2022 y de 1,8% para el próximo año, alertó sobre la sequía a nivel local y los riesgos de los brotes de covid-19 pese al proceso de vacunación.
“El proceso de recuperación hacia los niveles del Producto Interno Bruto (PIB) anteriores a la pandemia será desigual por países y en algunos de ellos tardará más en llegar”, aseguró el banco.
En la misma línea, comentó que la inflación se ha incrementado en toda la región, y en la mayoría de los casos ha superado las metas establecidas por los bancos centrales.
“Este aumento se atribuye a la consolidación de la demanda asociada con la reapertura económica, al incremento de los precios de los alimentos y la energía, a las interrupciones en la producción de electricidad relacionadas con el clima y, en algunos países, a la depreciación de la moneda y los fuertes incrementos en la masa monetaria”, detalló el BM en su reporte.
A renglón seguido, sostuvo que varios países, incluidos Brasil, Chile y Paraguay, “están sufriendo la peor sequía en décadas, lo que hace necesario utilizar combustibles fósiles más costosos para producir la electricidad habitualmente generada a partir de la energía hidroeléctrica”.
Por último, el Banco Mundial alertó de que los brotes de coronavirus siguen constituyendo un riesgo incluso en países con altas tasas de vacunación y que un deterioro repentino de la actitud de los inversores podría generar dificultades para afrontar el servicio de la deuda y episodios de salidas de capitales.