La Reserva Federal de Estados Unidos (banco central, Fed) anunció martes que ordenó al grupo Credit Suisse reforzar su política de lucha contra el blanqueo de dinero después de haber constatado “insuficiencias” en los procedimientos de sus operaciones en Estados Unidos.
La Fed dio 90 días a la entidad para que adopte un plan con el que reformar y reforzar su política de lucha contra el blanqueo de dinero, según el acuerdo hecho público por el banco central estadounidense.
El grupo Credit Suisse se dijo “satisfecho de haber concluido” este consenso con la Fed y los servicios financieros del departamento de Nueva York (DFS) y aseguró que “cumplirá con todas las disposiciones del acuerdo puntualmente y de manera exhaustiva”, según un comunicado.
“El banco está ya implementado un vasto plan de mejora de sus procedimientos, de sus procesos y de su vigilancia BSA/AML en su sucursal de Nueva York”, añade el texto.
El grupo asegura igualmente que “este plan coincide esencialmente con las exigencias del acuerdo” anunciado por la Fed el martes.
El banco central estadounidense requiere, también, una vigilancia reforzada de las actividades potencialmente ilícitas y exige a Credit Suisse que realice informes regulares sobre sus progresos.
Según los términos de este acuerdo, el plan del Credit Suisse “debe proporcionar un marco de gobernanza duradera que, como mínimo, aborde, tenga en cuenta e incluya acciones dirigidas a mejorar las políticas, procesos y controles para conformidad BSA (Acto de secreto bancario) / AML (anti-lavado de dinero) a través de las operaciones estadounidenses”.
La Fed añade, sin embargo, que estos requisitos no deben limitarse únicamente a las actividades estadounidenses.
Por el momento, Credit Suisse no ha emitido ninguna reacción.
En diciembre de 2016, la entidad fue multada con 16,5 millones de dólares en Estados Unidos por hechos similares.
En aquel momento, se le reprochaba el no haber detectado transacciones ilegales efectuadas por entidades no registradas ante los reguladores estadounidenses, entre enero de 2011 y septiembre de 2013.
La autoridad de regulación financiera (Finra) explicó que 55 millones de acciones de empresas de tamaño medio habían cambiado de manos durante este periodo entre entidades extranjeras a través de Credit Suisse, sin que esto fuera reportado a las autoridades.