La crisis provocada por la pandemia del coronavirus golpea al mundo y a la región cuando ya mostraban graves problemas de bajo crecimiento, desigualdad y desequilibrios ambientales creados por un estilo de desarrollo insostenible.
La polarización política, la rivalidad creciente, el conflicto y la pérdida de confianza en la democracia eran signos de estos problemas estructurales. La pandemia ha creado la necesidad de una acción urgente.
Por ello, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) propone en su nuevo documento de posición un conjunto de políticas que responden a la gravedad de la hora y apunta al mismo tiempo a superar los problemas estructurales.
El documento enfatiza que recuperar en el actual contexto implica reconstruir, actuar inmediatamente en el corto plazo con la necesaria perspectiva del largo plazo, y ofrece propuestas de recuperación y desarrollo orientadas hacia un Estado de bienestar inclusivo y una transformación productiva con cambio tecnológico y sostenibilidad ambiental, que fortalezca la igualdad y “la democracia como el legado más preciado de la modernidad”.
“La región se encuentra ante un cambio de época que entraña procesos de transformación estructural inciertos, largos y complejos, que revolucionan la base tecnológica, la manera de producir, distribuir, habitar, consumir, acumular, pensar y convivir”, afirmó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, durante la presentación del documento.
Añadió que, para enfrentar este cambio de época, la Cepal propone un gran impulso para la sostenibilidad que articule políticas y coordine inversiones. Este impulso debe abarcar las tres dimensiones del desarrollo sostenible: la económica, la social y la ambiental.
El documento muestra que América Latina y el Caribe debe crecer a una tasa de por lo menos 4% al año y realizar una fuerte redistribución del ingreso (de hasta 3% del PIB anual) para eliminar la pobreza hacia 2030.
Este crecimiento solo será posible si se supera la restricción externa al crecimiento mediante una competitividad auténtica basada en el desarrollo de capacidades humanas y tecnológicas nacionales.
Agrega que este esfuerzo debe estar apoyado en la transición energética y la innovación y difusión de tecnologías ambientales para que la región pueda crecer cumpliendo con los compromisos de reducción de emisiones establecidos en el Acuerdo de París.
Asimismo, añade que tecnología y cambio estructural, la transformación de los patrones de producción y consumo; y la construcción de un Estado de bienestar, deben interactuar y reforzarse para combatir la desigualdad sin destruir los ecosistemas y comprometer el derecho al desarrollo de las futuras generaciones.
“América Latina y el Caribe debe avanzar hacia un gran impulso para la sostenibilidad con la perspectiva de un nuevo estilo de desarrollo y la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Una combinación virtuosa de políticas puede concretar la propuesta de crecer para igualar e igualar para crecer”, afirma el estudio.