El Banco Central (BC) publicó este miércoles el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al primer semestre de 2020, en el cual admite que el sistema ha estado bajo presión y con impactos calificados como “acotados”, que no amenazan su solidez.

“El sistema financiero chileno ha enfrentado eventos de tensión de inusual magnitud asociados a la emergencia sanitaria global. (…) Si bien se ha observado alta volatilidad en el sector, esto no se ha traducido en eventos de disrupción financiera importantes, en parte, gracias a la implementación de medidas excepcionales de liquidez”, subrayó el informe.

Desde noviembre de 2019, se han materializado -con una dimensión no prevista- riesgos que habían sido parte de análisis, simulaciones y ejercicios de tensión; “y ha aumentado la probabilidad de ocurrencia de otros riesgos asociados”.

El BC admitió que la coyuntura ha puesto a prueba los mecanismos de mitigación de shocks externos.

Escenario internacional

El informe indicó que la actividad económica global “se ha deteriorado de forma drástica producto de la pandemia del Covid-19”, lo que ha implicado tomar medidas de distanciamiento social que han llevado a la paralización repentina de actividades en diversos sectores económicos.

Lo anterior, ha reducido de manera importante los ingresos de hogares y empresas, generando “serios problemas de flujo de caja” que podrían afectar el cumplimiento de las obligaciones financieras, incluso de agentes que, desde una perspectiva de mediano plazo, son plenamente solventes.

“Las expectativas de crecimiento para 2020 se deterioraron significativamente, anticipando una profunda recesión para este año en las principales economías del mundo. No obstante, se espera que este sea un shock transitorio (…)”, indicó el BC en su informe.

Por lo anterior, explicó que las decisiones de agentes financieros han disminuido “su apetito por riesgo y re-balanceado” sus portafolios de manera abrupta.

Por otro lado, los estímulos fiscales y monetarios de los países avanzados, que han sido mayores a los registrados durante la crisis financiera internacional, han contribuido a atenuar el deterioro observado en los mercados financieros a nivel global. Así, durante las últimas semanas los mercados financieros han revertido parte de las pérdidas registradas durante marzo.

Mercados locales

El IEF señaló que las condiciones financieras locales mostraron un deterioro, exacerbado por ajustes de inversionistas institucionales, que balancearon sus portafolios hacia activos más líquidos.

“(…) Los fondos de pensiones han presentado cambios importantes en su cartera de inversiones, producto de cambios masivos entre multifondos por parte de sus afiliados. Finalmente, inversionistas no residentes, a diferencia de lo ocurrido en octubre, redujeron su participación en bonos soberanos desde 20% en diciembre a 18% del stock disponible en febrero de este año”, sostuvo en informe del BC.

La Comisión para el Mercado Financiero (CMF), el Ministerio de Hacienda y el Banco Central, implementaron un conjunto inédito de medidas con el objeto de mitigar el impacto económico de la emergencia sanitaria.

Un grupo de las ellas buscan facilitar que hogares y empresas puedan hacer frente a la crisis, y otras otorgan flexibilidad a las instituciones financieras para acomodar sus impactos.

El BC “relajó sus normas de liquidez”, mientras que la CMF ajustó la normativa de provisiones por renegociaciones de deudores vigentes, para facilitar la postergación del pago de cuotas bancarias.

El IEF aclaró que algunas de estas iniciativas están en plena implementación y se requerirá un monitoreo permanente a fin de constatar que los bancos están cumpliendo el papel esperado; y que el crédito esté llegando a los sectores que lo requieren.

“Esto implica también responder de forma adecuada, mediante el ajuste de las políticas actuales o la implementación de nuevas iniciativas”, detalló el BC.

Impactos acotados

El IEF publicado hoy sostiene que las medidas adoptadas han acentuado las fortalezas del sistema financiero chileno. A pesar de la magnitud de los eventos que han afectado a la economía, los impactos en mercados financieros locales han sido acotados.

El informe prevé que los efectos de las restricciones a la actividad y la caída de ingresos se reflejarán en un deterioro de la posición financiera de las empresas, limitando su capacidad de pago.

En relación a la situación de los hogares, el IEF señaló que el deterioro reciente del mercado del trabajo se da en un contexto en el que la deuda total de los hogares superaba, al primer trimestre de 2020, 50% del PIB.

“(…) Las medidas económicas en respuesta a la emergencia sanitaria que benefician directamente a los hogares, contribuyen a evitar episodios de impago. En particular, destacan la postergación de pago de contribuciones de bienes raíces y de cuentas de servicios básicos, la flexibilización para reprogramar y prorrogar créditos en cuotas, y el programa de protección del empleo”, explicó el BC.

La asignación de crédito presenta “grandes desafíos” en el actual escenario económico, donde la banca enfrentará los aumentos en el riesgo de crédito con menores holguras de capital.

Por ello, el BC sostuvo que una contracción significativa de la actividad producirá un deterioro en los indicadores financieros de la banca, debido al aumento en la morosidad.

“Esto ocurre porque la contracción prevista es similar a la considerada dentro de los escenarios de tensión usualmente utilizados para establecer la resiliencia de la banca”, agregó.

Medidas al margen del cuidado

La disminución de holguras de capital y el uso intensivo de garantías como mitigador de riesgo de crédito, destacados en informes previos, implican una “relativa menor capacidad de la banca” para enfrentar un mayor deterioro de la situación actual.

“Hacia adelante, las medidas de mitigación que se están implementando serán fundamentales para una respuesta adecuada de la banca en la provisión crédito”, puntualizó el BC.

Por todo lo anterior, el ente emisor indicó que se requiere que el sistema financiero cumpla su rol de proveer crédito, y que para ello se cuenta con fortalezas importantes en un mercado que se ha desarrollado, bajo un marco de política robusto.

“Las instituciones encargadas del diseño e implementación de las políticas públicas, deberán continuar el monitoreo y ajuste de las medidas ya en marcha, pero aún quedan áreas que requieren una atención especial. Entre estas, impulsar mecanismos que contribuyan al financiamiento de otros actores, como son —por ejemplo— los oferentes de crédito no bancario y las grandes empresas”, remarcó el informe.

Por último, el BC expresó de forma tajante que es crucial “evitar normas desarticuladas y contradictorias que amenacen la estabilidad financiera”.