La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) propone que “los gobiernos garanticen transferencias monetarias temporales inmediatas para satisfacer necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares”, parar superar la pandemia.
Además, en el largo plazo, el organismo reitera que el alcance de esas transferencias debe ser permanente, ir más allá de las personas en situación de pobreza y llegar a amplios estratos de la población muy vulnerables a caer en ella.
Lo anterior, para avanzar hacia un ingreso básico universal y para asegurar el derecho básico a la sobrevivencia, señaló en un nuevo informe dado a conocer hoy por la Secretaria Ejecutiva de Cepal, Alicia Bárcena.
La alta funcionaria de las Naciones Unidas presentó este martes el Informe Especial Covid-19 N⁰3, titulado “El desafío social en tiempos del Covid-19”, que entrega una estimación del impacto social y los desafíos relacionados que tendría la actual crisis para los países de América Latina y el Caribe.
En una conferencia de prensa virtual transmitida en vivo desde Santiago de Chile, Bárcena entregó también los detalles de la propuesta de la Cepal sobre un ingreso básico de emergencia (IBE) que se debe implementar inmediatamente.
Que la anterior medida sea prolongada en el tiempo “es especialmente relevante dado que la superación de la pandemia tomará su tiempo y las sociedades deberán coexistir con el coronavirus, lo que dificultará la reactivación económica y productiva”.
“La pandemia ha hecho visibles problemas estructurales del modelo económico y las carencias de los sistemas de protección social y los regímenes de bienestar que hoy nos está resultando muy caro”, asume Alicia Bárcena.
“Por ello, debemos avanzar hacia la creación de un Estado de bienestar con base en un nuevo pacto social que considere lo fiscal, lo social y lo productivo”, argumentó Alicia Bárcena.
Ingreso básico de Emergencia y su costo
La Cepal propone la entrega de un ingreso básico de emergencia (IBE) equivalente a una línea de pobreza (costo per cápita de adquirir una canasta básica de alimentos y otras necesidades básicas) durante seis meses a toda la población en situación de pobreza en 2020.
Esto implicaría un gasto adicional del 2,1% del PIB para abarcar a todas las personas que se encontrarán en situación de pobreza este año.
Según el informe, la pandemia provocará en el corto plazo un aumento de la pobreza, la pobreza extrema y la desigualdad en la región, debido al contexto de bajo crecimiento económico.
Ante la caída del -5,3% del PIB y el aumento del desempleo de 3,4 puntos porcentuales proyectados por la Cepal en el Informe Especial Covid-19 N°2, en 2020 la pobreza en América Latina aumentaría al menos 4,4 puntos porcentuales (28,7 millones de personas adicionales) con respecto al año previo.
Ahora, alcanzaría a un total de 214,7 millones de personas (el 34,7% de la población de la región). Entre estas personas, la pobreza extrema aumentaría 2,6 puntos porcentuales (15,9 millones de personas adicionales) y llegaría a afectar a un total de 83,4 millones de personas.
Aumento de la pobreza, desigualdad y quiénes son los más afectados
Asimismo, en línea con el aumento de la pobreza y la pobreza extrema, también crecerá la desigualdad en todos los países de la región. Una vez más, los peores resultados se esperan en las economías más grandes de la región.
El informe agrega que en este escenario de mayor pobreza y desigualdad, amplios estratos de la población de la región viven en condiciones crónicas de inseguridad económica y son muy vulnerables ante las pérdidas de ingresos laborales.
De esta forma, la Cepal estima que alrededor del 10% de las personas que se encontraban en situación de pobreza no extrema en 2019 (11,8 millones de personas) vería deteriorada su situación económica y caería en una situación de pobreza extrema.
Según el reporte, los grupos especialmente vulnerables a la crisis socioeconómica serían:
-Las mujeres.
-Las personas de estratos de ingresos bajos y medios-bajos.
-Los trabajadores informales.
-Las trabajadoras domésticas remuneradas .
-Los niños, niñas, adolescentes, los jóvenes y las personas mayores.
-La población rural.
-Los pueblos indígenas.
-Los afrodescendientes.
-Las personas con discapacidad.
-Los migrantes.
-Las personas en situación de calle.
Medidas de los Gobiernos
El estudio explica que a partir del 13 de marzo los gobiernos de la región comenzaron a anunciar medidas de protección social como reacción ante la caída abrupta de los ingresos de los trabajadores y de los hogares.
Estas han incluido:
-Transferencias monetarias.
-Transferencias de especies (como alimentos, mascarillas y medicamentos).
-Suspensión o exoneración en el pago de los suministros de servicios básicos (agua, luz, gas, teléfono, internet, etc.).
-Medidas de protección social para trabajadores formales.
-Otros apoyos directos a personas y familias (como alivios tributarios y control de precios, entre otros).
A la fecha, en total se han aplicado 126 medidas de protección social en 29 países para la población pobre y vulnerable. Entre ellas, las transferencias monetarias y de alimentos alcanzan a 90,5 millones de hogares, es decir, alrededor del 58% de la población regional.
Para articular la protección social en el corto, mediano y largo plazo, la Cepal señala que además de implementar medidas inmediatas para atender la emergencia, es necesario superar desafíos operacionales, como la bancarización de la población, completar los registros sociales, actualizarlos e interconectarlos.
En el mediano y largo plazo se debe:
-Garantizar el ejercicio de los derechos mediante el fortalecimiento del Estado de bienestar y la provisión universal de protección social.
-Introducir un sistema de cuidado.
-La implementación gradual y búsqueda de mecanismos innovadores de financiamiento sostenibles.
Por último, Alicia Bárcena concluye que:
“Ante las grandes brechas históricas que la pandemia ha agravado, la Cepal reitera que es el momento de implementar políticas universales, redistributivas y solidarias con enfoque de derechos”
“Generar respuestas de emergencia desde la protección social para evitar un grave deterioro en las condiciones de vida es ineludible desde una perspectiva de derechos y bienestar”
“Construir el Estado de bienestar y sistemas de protección social universales es clave para evitar otra década perdida”
”Un elemento central en la construcción de un Estado de bienestar es el derecho a la salud. Superar la actual fragmentación, jerarquización y mercantilización de los sistemas de salud será una de las enseñanzas que dejará la pandemia”
“Para salir de la crisis es necesario repensar el modelo de desarrollo y consolidar las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo sostenible, sin dejar a nadie atrás, como se plantea en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a través de un nuevo pacto social/fiscal ”