Desde que comenzó la crisis social que el foco de Carabineros ha estado puesto en aquello, lo que para el comercio ambulante se tradujo en la libertad de instalarse en las calles, sin fiscalización de por medio.
La situación se repite en varias ciudades de Chile, con alta evidencia en Concepción, Santiago, La Serena, Temuco, Puerto Montt, Iquique y Arica.
Incluso, dueños de locales del comercio establecido -ante las bajas ventas y la necesidad de liquidar su stock– han salido a vender a la vía pública.
Carlos Stange, vicepresidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), comentó a diario El Mercurio que “esto es dramático”.
“Debido a la situación actual muchos comerciantes están cayendo en la desesperación y la angustia de poder liquidar sus productos por las bajas ventas”, sostuvo.
Stange detalló que, producto de lo anterior, locatarios se han sumado a la informalidad.
Esta situación tiene un halo de riesgo: en la calle no se paga arriendo, ni gastos básicos ni impuestos, lo que de resultar atractivo podría terminar por convertir en ambulantes a los establecidos.
Por ejemplo, el citado medio relató la situación de José Pirela, quien tenía un establecimiento al interior de una feria de Iquique en el cual vendía accesorios para celulares. Producto de la crisis salió a vender a las calles y playas. Hoy no descarta quedarse en esa modalidad.
Para el gremio al cual pertenece Stange, el comercio ambulante es y será siempre una amenaza; y el establecido -blindado y sin vitrinas para evitar saqueos o incendios, con horarios acotados- sigue luchando por repuntar sus cifras.
“El ilegal está copando las calles”, finalizó.