Los Duendes Mágicos aparecieron previo a la Navidad de 2013 y su fama definitivamente se consolidó en la previa de la Noche Buena de este 2018.
El deseo de contar con alguno de ellos es tal que algunos modelos ya están agotados, pese a que este año la multinacional Cencosud encargó a China la manufactura de un millón cien mil de éstos.
La demanda por obtener uno de estos duendes ha escalado a tal punto que incluso se han registrado peleas en algunos locales de la marca, tal como ocurrió en San Bernardo, en noviembre.
No obstante, en base a que muchos necesitan comprarlos para entregarlos como regalos a niños, o incluso para coleccionarlos, su precio ha ido aumento en el mercado informal y en internet.
En las tiendas de la empresa cuestan $9.990, pero con tarjeta bajan a $5.990. En la web, en portales como Mercado Libre, la situación es muy diferente.
Un solo Goldy, uno de los modelos más requeridos por los chilenos, puede costar $50 mil, ocho veces el valor para los clientes.
En la página web de esta colección, el can es descrito como “el astuto y perspicaz perro guardián de la magia dorada” que, en su cuello, lleva colgado un barril con “polvitos de magia para despertar los súper poderes que cada niño tiene escondido en su corazón”.
Pero también se puede encontrar la colección completa, es decir los ocho duendes.
Quienes quieran adquirirlos a como dé lugar y no puedan hacerlo en alguna de las tiendas, en las que existe un máximo por cliente -según consignó SoyConcepción-, pueden concretarlo desembolsando la no despreciable suma de $143.500.
Colorito, por su parte, puede ser encontrado a $35.000; Chocolata a $22.900 y Fucsia a $25.000. Completan la colección Azulina, Mandarina, Limón y Menta.
En conversación con Revista Capital, la creadora de los muñecos, Bernardita Astaburuaga, dijo que le sorprende mucho cuando le dicen que le dio el “palo al gato”. “Como si esto fuera algo fortuito y no existiera un día a día de trabajo, de creación, de corrección de detalles, entre mil gestiones. Y sobreviviendo a proyectos que no funcionaron”.
Astaburuaga, que es profesora, encontró su camino a los duendes debido a su amor por lo niños y con un diplomado de dos años en Marketing, estudios que cursó en Nueva York, en 1996.
La recepción ha sido tan buena, y los éxitos cosechados tan cuantiosos, que su oficina pronto necesitará contar con un piso más, de los varios que ya ocupa, debido a la carga laboral.
“Nunca pensé que se iba a convertir en la campaña promocional más grande de Chile”. Y no exagera: los duendes ya llegaron al mercado colombiano y al peruano, donde su stock crecerá en las próximas temporadas.