El ruso Daniil Medvedev doblegó, camino a sus segundas semifinales de Wimbledon, al italiano Jannik Sinner, que necesitó que le comprobaran los niveles de oxígeno en pista y decepcionó en su primer Grand Slam como número uno del mundo.
El italiano se quedó sin fuerzas a mediados del segundo set y necesitó que le comprobaran el oxígeno en pista, además de tomarse un tiempo médico que duró once minutos y que le devolvió medio KO a la pista.
El italiano empezó bien el encuentro, pero con síntomas de no encontrarse al 100%, y aun así se llevó el primer set en un parcial que duró una hora y en el que Medvedev desperdició una pelota de rotura con el servicio e hizo una doble falta para entregarlo.
El moscovita resucitó y empezó a aprovechar la bajada de energía de Sinner, que tocó fondo con 1-2 en contra en el tercero, cuando se derrumbó en la silla agotado y tuvo que llamar al médico para que le midiera los niveles de oxígeno.
No estaba bien y lo pagó en los juegos siguientes, aguantando como podía ante el ruso, que no fue capaz de cerrar pese a la superioridad sobre su rival y necesitó un desempate para poner el 2-1 en el marcador.
El problema es que se quedaba también frente al abismo de perder el partido. Para finales del set, Sinner parecía reanimado, aunque aún lejos de su mejor nivel. Con Medvedev también regulando, quizás para evitar el descalabro que ya sufrió ante el italiano en Australia a principios de año, Sinner se hizo con el cuarto set en 25 minutos.
El desgaste de tres horas de partido y tener delante a Medvedev es lo peor cuando no estás bien físicamente. Y Sinner lo pagó. Se diluyó en el primer problema que tuvo con el servicio y después fue incapaz de volver ante el frontón ruso, que se impuso 6-7 (7), 6-4, 7-6 (4), 2-6 y 6-3.
Alcaraz despacha a Tommy Paul de Wimbledon
Acostumbrado a un sufrimiento a ráfagas y a no ser brillante durante muchos minutos seguidos, Carlos Alcaraz, pese a todo, está en semifinales de Wimbledon tras neutralizar al atrevido Tommy Paul (5-7, 6-4, 6-2 y 6-2).
Su rival este martes, Paul, demostró que Alcaraz puede perder, pero que para lograrlo hay que jugar al 100% durante al menos tres sets, no solo durante uno, como hizo el estadounidense.
Su primer set fue una maravilla, una combinación de golpes ganadores, restos con violencia y ‘passings’ ganadores ante un Alcaraz que tuvo que hacer frente a seis pelotas de rotura, que perdió dos veces el servicio y al que no le valió ni sacar adelante un juego de veinte minutos en el ecuador del parcial.
Alcaraz se empeñó en empeorar la situación, perdiendo su primer saque del segundo set y dejando a Paul con este escenario: 7-5 y 2-0. El norteamericano, que es muy bueno, pero no es determinante, se vino abajo. Alcaraz, que cuando peor lo pasa más tranquilo está, ganó nueve de los siguientes doce juegos. En un plumazo reventó el encuentro.
En la primera hora de partido, había perdido un larguísimo set por 7-5, en la segunda, había ganado el segundo 6-4 y había conseguido un break en el tercero. El machetazo al partido pudo ser descomunal de haber aprovechado las dos pelotas de rotura que tuvo en el tercero para 4-1.
En lugar de sentenciar, el de El Palmar volvió a coquetear con el lío y necesitó un juego de diez minutos, salvando dos pelotas de rotura, para encauzar el parcial.
Paul quedó exhausto, no física, sino mentalmente, y entregó su siguiente saque para permitir que Alcaraz se viera con una cómoda ventaja en el marcador.
Al Alcaraz más brillante se le vio con el marcador abultado y cuando la presión de Paul había desaparecido. Sus últimos juegos fueron un huracán que tratará de repetir en los dos duelos más importantes, en semifinales y, si las supera, la final.