Casi 30 años exactos de un momento tan tenso como especial. En 1993, pero en noviembre, un joven Marcelo ‘Chino’ Ríos fue protagonista de un inusual suceso que quedó para la historia del deporte chileno: ‘arruinó’ una regla no escrita del tenis y perjudicó a la TV.
Con solo 17 años, y peleando por el número 1 del circuito mundial junior, el oriundo de Vitacura empezaba a aparecer en los medios de comunicación de nuestro país.
El chico de pelo largo que quería llegar a la cima se convertía poco a poco en una atracción. El interés fue tan grande que canales televisivos y periódicos nacionales se trasladaron a seguir su periplo por el extranjero, más luego de coronarse en el Super Junior de Yokohoma, en Japón, en octubre.
Dos meses más tarde, en diciembre, el zurdo de Vitacura se aseguraría terminar la temporada en lo más alto en el mítico Orange Bowl, al llegar a cuartos de final, superando los octavos del rumano Sabua, su principal contendor.
El festejo en Chile: un ‘amistoso’ contra un extop-ten
Marcelo Ríos celebró su gesta en suelo nipón y rápidamente viajó a tierra natal. El chileno quería empezar a preparar lo que sería su primera experiencia en el profesionalismo, un año después
Mientras el deportista volvía, la Federación de Tenis de Chile decidió armar un enfrentamiento ‘amistoso’ para Ríos, con la idea de que pudiera recibir el cariño de los hinchas en directo.
La fiesta sería en grande. Al frente estaría nada menos que Emilio Sánchez Vicario, experimentado tenista español que en su mejor momento (1990) había alcanzado el casillero 7 del ranking planetario.
El Court Central del Estadio Nacional fue el escenario elegido para esta exhibición de lujo que prometía: el histórico contra el nuevo. Se trataba del primer ‘apretón’ fuerte para Ríos.
Todo era alegría en las huestes de la dirigencia nacional, que buscaba reencantar a la gente tras varios años ‘desaparecida del mapa’ por la ausencia de grandes talentos. El ‘Chino’ era más que una simple apuesta.
La guinda de la torta, al menos en la previa, estuvo a cargo de Megavisión. La señal de televisión privada adquirió los derechos y se comprometió a transmitir el evento.
La regla no escrita y la amenaza del ‘Chino’: “No tengo por qué regalar ni una huevada”
La -en un inicio- aplaudida irrupción del canal, eso sí, terminaría provocando problemas y a la larga un duro quiebre a medida que se acercaba el duelo.
El lío comenzó cuando desde Megavisión empezaron a ‘presionar’ a la Federación, y su entorno, para que el enfrentamiento durara, al menos, dos horas.
De esa forma, la señal podría vender los espacios publicitarios necesarios para recuperar lo invertido y, también, obtener ganancias.
El libro ‘El Extraño de Pelo Largo’, del periodista Nelson Flores, da cuenta de este hecho, con detalles, y asegura que desde la dirigencia enviaron a Hans Gildemeister a conversar con los Ríos. ¿La idea? Convencerlo de disputar tres parciales.
El discurso de Hans debía apuntar a la ‘regla no escrita’ para los partidos de exhibición en este deporte: el primer set se juega en serio, el segundo lo gana el que va perdiendo (bajando su nivel si es necesario el que lidera) y el tercero se disputa otra vez al cien por ciento.
Sin embargo, la respuesta del ‘Chino’ no se hizo esperar y dejó en shock a todos: “Ni cagando. Yo juego a ganar. No tengo por qué regalarle ningún set, ni ninguna huevada a nadie. No acepto. Que se vayan todos a la cresta”, advirtió con molestia.
El partido: paliza y ‘dolor de cabeza’ a la TV
Así, con el ambiente tenso y con preocupación en el canal y la dirigencia del tenis, Marcelo Ríos y Sánchez Vicario saltaron a la arcilla.
Ríos, tal como había adelantado, salió a jugarse la vida. Movió de lado a lado a Vicario en el fondo de la cancha y, con dos quiebres, se llevó el primer parcial por 6-3.
Venía la segunda manga y las caras de preocupación entre las autoridades era evidente. ¿Cumpliría el ‘Chino’ sus palabras o se cuadraría con lo solicitado?
Solo bastó un par de juegos para que todo quedase sentenciado: Ríos rompió rápidamente el servicio de su rival y no cedió ninguna opción con su servicio: se lo llevó 6-4.
Sí, a Marcelo Ríos -que terminaría siendo el primer latinoamericano en ser el mejor del mundo en adulto cinco años después- le resbaló el pedido de los encargados del compromiso y se llevó el desafío en sets consecutivos, en un poco más de una hora.
“Me ha sorprendido más de la cuenta. Tiene un gran futuro, en verdad”, expresó con sinceridad el español.
Así, el tenista ‘arruinó’ el deseo de la casa televisiva de sacar grandes réditos y la compañía solo pudo vender lo mínimo a auspiciadores, quedando con más pérdidas que ganancias. Por si fuera poco, además, se tuvo que ‘rellenar’ el bloque porque la programación contemplaba un espacio de dos horas. Simplemente el ‘Chino’.
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