En plena disputa de Roland Garros 2023, con un inspiradísimo Nicolás Jarry como principal crédito nacional, llega a la mente un doloroso recuerdo que tuvo como protagonista en el ‘Grande’ parisino a Fernando González, retirado tenista chileno y ex número cinco del mundo.
Corría el 2009 y ‘Mano de Piedra’ llegaba con la inspiración a tope al torneo más prestigioso sobre arcilla, principalmente por su condición de 12º de la clasificación y por haber ganado a comienzos de ese año -por cuarta vez- el ATP de Viña del Mar.
Con un nivel superlativo, con plena confianza en su juego, el ‘Bombardero de La Reina’ venció con autoridad en las primeras rondas al checo Jiri Vanek, al portugués Rui Machado, al francés Josselin Ouanna y al rumano Victor Hanescu.
Luego vendría un desafío de marca mayor. En cuartos de final se vería las caras con el británico Andy Murray, tercer sembrado del cuadro. Allí, González hizo valer su mayor experiencia en polvo de ladrillo para vencer con parciales de 6-3, 3-6, 6-0 y 6-4.
El medallista de bronce y de plata en singles en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y Beijing 2008, respectivamente, ya estaba a las puertas de final. Su próximo oponente era el sueco Robin Soderling, sensación del torneo al eliminar en octavos nada menos que al ‘rey’ del abierto francés, el español Rafael Nadal.
En un sinnúmero de entrevistas, González admitió que el traspié ante Soderling es una de las tres derrotas más dolorosas de su carrera. Y no es para menos, ya que llegó a estar 2 sets iguales -tras perder los dos primeros- y 4-1 arriba en el último. ¿Qué pasó?.
Una ingrata semifinal: un arranque lleno de dudas y errores
El santiaguino arrancó bien al concretar un break en el tercer juego, alimentando la ilusión. Sin embargo, con el correr de los minutos, ‘Feña’ fue perdiendo precisión en sus golpes y sumó muchos errores.
Así, el escandinavo ganó en confianza, levantó su nivel y no dio espacios para la recuperación del chileno. Cerró la manga con un 6-3, en 34 minutos.
Una historia similar se viviría en el segundo set. González no lograba jugar con comodidad y atinaba a esperar el error de un sólido Soderling. El europeo dominaba los rallies a merced, a base de derechos ajustados y un revés demoledor.
El juego de ataque de González, con su acostumbrado derecho incontrarrestable, no aparecía. Era movido de lado a lado por su oponente y solo atinaba a defenderse. El set 2 fue 7-5 para el sueco.
Apareció el ‘Bombardero’: una remontada de película que encendió el milagro
Desde el tercer set la situación cambiaría en la Philippe Chatrier, el court central del Stade Roland Garros. Un chileno herido en su orgullo mostró otra actitud, afirmó sus golpes y fue a la ofensiva.
Además, el entonces pupilo del argentino Martín Rodríguez elevó su porcentaje de primeros servicios, incomodando en demasía a un oponente que no presentaba la misma movilidad de antes.
Subiendo considerablemente su cantidad de ‘winners’, respecto a las dos primeras mangas, el nacional empezó a descontar y a creer en su empresa al quedarse con el tercer capítulo por 7-5.
Con el correr de los minutos, los golpes de ‘Feña’ eran cada vez más certeros y la presión de Soderling crecía como la espuma. Los ánimos eran notoriamente opuestos a los sets iniciales y eso lo aprovechó el chileno para timbrar un quiebre en el décimo game y ganar el set por 6-4.
La gran anécdota de ese match ocurría en ese cuarto set, con el score 4-4 y 15-0 a favor del nacional. Una pelota ancha fue marcada como buena por el juez de línea, corroborada además por el umpire, y ‘Gonzo’ explotó, a tal punto que terminó borrando la marca de la pelota con su trasero.
De tenerlo ganado a caer increíblemente: el punto que cambió la historia del match
El court era una caldera de cara al parcial decisivo. El oriundo de Tibro se mostraba sin piernas y González inspirado buscando definir rápidamente el partido. ‘Mano de Piedra’ quebró en el cuarto game y en cosa de minutos estableció un 4-1.
Un score que encaminaba al finalista del Abierto de Australia 2007 a una histórica final y que parecía prácticamente imposible de contrarrestar. Pero….
Soderling, entonces 25º del orbe, tomó un segundo aire en el momento justo y cada golpe que sacaba, sobre todo su revés plano y potente, incomodaba a fondo al ‘Bombardero’.
Con el paso de los minutos, el europeo sacó a relucir una fuerza interior formidable y llegaría un momento clave que el mismo ‘Feña’ relató al histórico tenista argentino José Luis Clerc en ESPN.
“Terrible. Iba 4-1 arriba y sacando él 15-30, lo tengo grabado. Me queda una pelota a mitad de cancha de revés y dije ‘voy a ir por un slice más porque estoy muy cagado (físicamente)-, y fui bien profundo”, comenzó diciendo.
“Me acuerdo muy bien de ese punto, me paralizó, porque en el momento en que le pegué dije ‘no puedo ser tan cagón’, pero la pelota pegó en la línea y el tipo me saca un revés paralelo con la mano izquierda que la puso ahí y quedé paralizado”, añadió.
Tras cartón, el triple medallista olímpico cuenta que “después saco 4-2, muy nervioso, y me quebró con cuatro ‘mangazos’ fuertes… luego se puso rápidamente 4 iguales, después me quebró de nuevo y se acabó el partido en solo 15 a 20 minutos”.
Fin del sueño parisino para el nacional ese 5 de junio de 2009, en tres horas y 25 minutos de acción. “Esa derrota sí que dolió y mucho… Uno piensa ‘si hubiese ganado hubiera jugado la final con Roger (Federer)’, y es distinto jugar la final en Roland Garros que en Australia. Son enseñanzas y experiencias de vida”, dijo el campeón como junior de Roland Garros en 1998.
“Esa noche salí de joda y me encontré con (Bjorn) Borg. Se me acercó, había estado en el partido, y me dice ‘yo sé que duele’”, aseveró.
Fernando González lo tuvo todo para seguir escribiendo hitos en la arcilla de París, pero la mala suerte, el destino, y el propio Robin Soderling lo impidieron.
¿Qué pasó con Soderling tras el triunfazo sobre ‘Fer’?
El hombre que se convirtió en ese torneo en el primer tenista en derrotar a Rafael Nadal en Roland Garros, tras 31 triunfos en línea del de Manacor, se vería las caras en la final con la leyenda suiza Roger Federer, que venía a superar en cinco sets al argentino Juan Martín del Potro.
En la definición, el de Basilea y entonces 2º del mundo no le dio opciones a Robin. Se impuso en sets corridos, por 6-1, 7-6 (1) y 6-4, para ganar por primera y única vez el ‘Grande’ sobre arcilla.
Además, Federer consiguió el único Grand Slam que le faltaba por atesorar y se cobró revancha de las finales perdidas en 2006, 2007 y 2008 ante Rafa.