Chile volverá a jugar en el Grupo Mundial de Copa Davis, esto tras varios años peleando con países de la zona americana y de repechajes. Liderados por Nicolás Massú, el team chileno tendrá un duro escollo con Argentina y Alemania, donde todo el campeonato se jugará en una sede única por primera vez, Madrid.
Pero la Davis siempre fue un torneo especial, donde las situaciones de ser local o visitante eran un condicionante para los duelos entre equipos. Bien lo sabe nuestro país, que ha vivido las dos caras de la moneda.
Pero si buscamos en la historia la serie más dura que debieron enfrentar los tenistas nacionales, esa fue hace exactamente 44 años, en plenas Fiestas Patrias de 1975, donde un ambiente de guerra fría puso en riesgo incluso sus vidas.
Aquel año, Chile había llegado a semifinales de la Davis, comandados por Jaime Fillol y Patricio Cornejo. Tras vencer cómodamente a Sudáfrica por 5-0 y Brasil por 4-1 en suelo nacional, los abanderados tenían solo una ronda que los alejaba de la soñada final, con Suecia, de visita.
Amenazas de muerte y presión del Gobierno
En ese entonces el equipo sueco era liderado por Bjorn Borg, exnúmero uno del mundo y con logros como ser campeón cinco veces de Wimbledon, por lo que el escenario ya era complejo en lo deportivo. Pero el ambiente en lo político desde luego tampoco era fácil.
En Suecia estaba el mayor número de exonerados políticos en dictadura, donde algunos grupos, ligados a la izquierda, no aceptaban la realización de la semifinal en suelo europeo. Más aún cuando se relacionaba a Fillol como representante del régimen. El tenista había participado, por invitación de un amigo, a una actividad política de la Junta Militar en que se conmemoraba el día de la juventud.
Con este antecedente, llegaron amenazas de muerte a Fillol si se presentaba en aquel duelo. “A mi papá le llegó una llamada anónima, en la que le advertían: queremos que su hijo no juegue, sino le va a pasar algo grave”, reveló Esteban, hermano del tenista, en el libro Historia del Tenis en Chile 1882-2006, de Mario Cavalla.
Según se recuerda, las amenazas fueron constantes, hasta preocupar a la familia del aludido. Tanto así que Fillol, según dijo en el texto, decidió no ir: “Cuando me cuentan la magnitud del problema, pensé que no valía la pena correr tanto riesgo (…) no quería comprobar si las amenazas eran ciertas o no”.
Con la determinación del ahora abuelo de Nicolás Jarry, sus compañeros de equipo en señal de apoyo también se bajaron del match. La Federación de Tenis de Chile debía decidir con quienes iría a jugar, o incluso si renunciaban a la llave.
Pero lo que movió todo el asunto fue un llamado de Augusto Pinochet. “El general Pinochet llamó por teléfono a mi casa diciéndome que si él estuviera a cargo de la Federación, ya estaríamos en Suecia, porque el país no podía acobardarse por amenazas. Apeló al patriotismo y me instó a ir con valentía al frente, como un buen soldado”, desclasificó entonces el mandamás de la Federación de este entonces, Hernán Basagoitía.
Finalmente la Fetech votó por ir a Suecia, en un principio con un equipo suplente. Pero tras la meditación de las figuras de Chile, Cornejo y Belus Prajoux decidieron viajar, incluso Fillol, tras tener el apoyo de su familia, se sumó a la serie. Claro que con la confirmación de la seguridad sueca de que, al más mínimo incidente, se suspendía la serie.
La delegación chilena viajó a Bastad, ciudad sede de los partidos. Con escoltas y seguridad privada, la precaución era tal que los chilenos no fueron ni con sus raquetas para para pasar desapercibidos. Ya en el lugar, el equipo solo tuvo 34 horas para ambientarse al clima y prepararse para los partidos.
La seguridad previa a la llave era total. 1.200 policías, en donde se incluían efectivos en helicópteros, todo con el fin de garantizar la tranquilidad para los deportistas, pero con un ambiente atípico, parecido más a un conflicto civil. Gracias a aquello, las manifestaciones no los lograron molestar demasiado, eso al menos durante las horas antes del compromiso.
Derrotados, pero a salvo
En el estadio, solo cerca de 300 personas había en las tribunas. Todos eran socios de clubes de tenis, ya que no se vendieron entradas al público por seguridad.
El primer partido fue el de Jaime Fillol versus el segundo sembrado sueco: Birggen Andersson. Aunque al inicio se vivió un pequeño susto por el ruido de un petardo, eso no fue suficiente para complicar al tenista nacional, que pudo imponerse gracias a su nivel por 6-3, 6-2, 6-3.
Ya en el segundo duelo fue el turno de Patricio Cornejo, que luchó incansablemente para hacerle daño a Borg, pero perdería de igual forma, viéndose al final del match bastante agotado, algo que fue vital para perder la serie, según detallaron los involucrados.
Para ganar la semifinal, las chances estaban en el dobles, instancia donde la dupla Fillol-Cornejo tenía un importante poderío. Pero con el cansancio del número 2 chileno tras el duelo con la máxima figura de Suecia, Chile vio su mejor oportunidad de pasar a la final destrozada, cuando los nacionales se inclinaron a la pareja sueca en cuatro sets.
Pero según relata Cavalla, esa jornada también fue la más compleja para los chilenos. Disturbios fuera del recinto, enfrentamientos entre la policía y los manifestantes y mucho ruido provocó la desconcentración de los deportistas. Hasta hubo una amenaza de bomba a la caseta de transmisión y los periodistas chilenos que acompañaron al equipo, incluido el recordado presentador Patricio Bañados, tuvieron que ser protegidos por la seguridad durante las jornadas.
Ya en el tercer día se concretó la derrota chilena por 4-1, pero también el término del tenso ambiente entre la delegación chilena y los manifestantes.
Ya tiempo después, Chile aceptó el resultado sin culpar las protestas y agradeciendo las medidas de seguridad.
Los tenistas nacionales tendrían su revancha el siguiente año al clasificar a la final de la Davis, pero nadie pudo olvidar la experiencia vivida en Suecia. Incluso el mismo Bjorg, quien fue más crítico que los chilenos y lamentó el escenario vivido.
“Es un momento doloroso en mi carrera. El clima exterior afectó el rendimiento de los chilenos (…) Debo decir que no me sentí ganador en ese compromiso, más bien sentí vergüenza de que esas cosas hubiesen ocurrido en mi país”.