En una fecha como esta, en plenas Fiestas Patrias, ocurriría una de las recordadas hazañas del tenis chileno de los últimos años. Y es que en décadas donde Marcelo Ríos y Fernando González destacaron, hay uno que realmente se ganó el cariño del público nacional a punta de coraje y buen tenis: Nicolás Massú.
El actual capitán del equipo chileno de Copa Davis, y que liderará a la delegación nacional en el Grupo Mundial en noviembre, estuvo en una de las épocas más exitosas del tenis de nuestro país.
Dos medallas de oro olímpicas y bicampeón del Campeonato Mundial de Dusseldorf, el ‘vampiro’ ha sido protagonista de grandes logros con la camiseta roja. Y es que el viñamarino siempre ha jugado su mejor tenis cuando lleva el escudo chileno en el pecho.
Pero en plena celebración del ‘18’, hace exactamente 10 años, Massú le regaló a los hinchas una de las jornadas más maratónicas del deporte. Y claro, mientras se festejaba la chilenidad, el tenista le daría el broche de oro a las fiestas donde, además, nació una frase que es recordada hasta hoy y que se ha replicada cada vez que una tarea en el deporte parece imposible.
El triunfo que llevó a Massú a decir que nada es imposible
Septiembre de 2009, y el equipo chileno tendría la difícil tarea de mantenerse en el Grupo Mundial de Copa Davis. Para ello tenían que enfrentarse a Austria, aunque con una importante baja.
Ese año acontecería el quiebre de Fernando González con la Federación del Tenis Chileno. Sus diferencias con la gestión de José Hinzpeter lo hicieron renunciar a defender al país en ese tiempo, donde exigió que el presidente de la Federación no estuviera para volver.
Con ese escenario, la responsabilidad de ganar la llave recayó en Nicolás Massú y Paul Capdeville. En ese entonces eran 96° y 87° del ranking ATP respectivamente, pero no era ni de cerca el mejor momento de ambos, como si del ‘bombardero de la reina’, que rozaba el top ten.
Pero los chilenos tendrían algo a favor: el público. El duelo se jugó en la medialuna de Rancagua, donde los hinchas esperaban celebrar por partida doble en esa jornada ‘dieciochera’, los días 18, 19 y 20.
Y al ritmo de la cueca y las ramadas, los dos enfrentamientos iniciales fueron para Chile. El primero fue Massú, que venció sorprendentemente a Jurgen Melzer, quien le llevaba más de 40 puestos en el ranking (40°). Esto tras ganar 4-6, 6-4, 6-4 y 6-3 en 3 horas y 54 minutos.
Tras esto el turno fue de Capdeville, quien logró imponerse a Stefan Koubek (127º) en 4 sets. Parecía que la llave sería sencilla para los tenistas nacionales, pero el tropiezo en dobles y la derrota de Paul con Melzer dejaron todo igualado y, como si fuera una historia preconcebida, la serie estaba en las manos del ‘Nico’ Massú.
Y es que el doble campeón olímpico tendría uno de esos juegos que tanto lo caracterizaron en su carrera, a tal punto que incluso el humorista Stefan Kramer ha imitado sus extensos puntos.
Ante Koubek, todo empezaría bastante parejo. Massú comenzó ganando el primer set por 6-4, pero el austriaco repetiría el resultado en la segunda manga a su favor.
El partido se alargaba más de la cuenta con puntos con bastantes golpes de lado y lado. Pero la experiencia del ‘Nico’ se impuso para llevarse el tercer set.
El partido se veía favorable para el chileno, pero una fuerte caída en el 4° complicó bastante al en ese entonces número 2 de Chile. Por ello, el ‘vampiro’ debió extremar recursos en la manga definitiva y sacar toda su garra para forzar el tie break.
Fue 7-6(6) a favor del de Viña del Mar. Massú logró ganar finalmente el partido y entregarle tanto el tercer punto para Chile, como su permanencia en el Grupo Mundial de la Davis.
5 horas y 14 minutos fue la duración del partido, en un extenuante match que se extendió hasta las 2:30 de la mañana, donde ambos pudieron llevarse el punto ante el nivel mostrado, en uno de los duelos que pasó a la historia por su duración.
Pero lo más recordado vendría al finalizar el partido. Y es que en el momento de hablar ante el público de la medialuna de Rancagua, y frente a las cámaras de televisión, Nicolás Massú lanzó un discurso fiel a su estilo, y con un final para enmarcar.
“Quería decirles que sin el apoyo de ustedes no hubiera ganado, porque estaba raja. Mira, lo único que les puedo decir, es que a nosotros con Paul y el equipo no nos tenían mucha fe. Nos dijeron que era muy difícil que ganáramos. Yo creo que en la vida nada es imposible, hueón. Ni una hueá. Nada”, sostuvo el ‘Nico’.
Tras ese año Massú alcanzaría a jugar un par de temporadas, pero el nivel, de acuerdo también a sus años en el tenis, iría decayendo hasta retirarse en 2013. Claro que el ‘vampiro’ encontraría de inmediato a qué dedicarse. En 2014 fue nombrado capitán del equipo de Copa Davis, liderando una generación que tuvo que trabajar desde abajo para recuperar el sitial que él mismo defendió hace años.
Sobre la frase, el extenista la recordaría años después, indicando incluso en qué se inspiró al decirla: “Se me vino esa imagen de Rocky cuando agarra el micrófono y le comienza a hablar a la gente… Yo no me acuerdo por qué, pero ahí dije: nada es imposible… Y lo otro…”, comentó en dialogo con TVN.
Explicación más que perfecta para el actual entrenador de Dominic Thiem (5°). Y es que el ídolo del tenis chileno tiene su parecido con el ficticio boxeador. A pesar de los golpes, siempre volvió a levantarse, demostrando que para él, nada fue imposible.