El 4 de julio de 2015 marcó un antes y un después en la historia del deporte nacional. Un día de dulce y agraz: por un lado, Chile salía campeón por primera vez de la Copa América, pero al tiempo en que todo el país festejaba el triunfo también despedía a uno de sus grandes representantes deportivos.
A las 13:45 horas de ese sábado murió en la capital el talentoso y querido piloto chileno Carlo de Gavardo, primero en participar del Rally París-Dakar, producto de un infarto cardíaco.
Ese día el deportista, quien tenía 45 años, se encontraba andando en bicicleta con uno de sus hijos en el cerro Huelquén. Mientras realizaba el trayecto, los vecinos de su fundo La Vega Huelquén lo vieron caer al piso, tras lo cual llamaron a una paramédica que vive cerca del lugar. Trataron de reanimarlo por 45 minutos, pero ya era demasiado tarde… el piloto había fallecido en la calle.
Ese mismo día se hizo un minuto de silencio en su nombre en el Estadio Nacional, justo en los minutos previos a la final de la Copa América 2015. Justamente, el día anterior había grabado un video en referencia a la final, augurando que la copa sería ganada por la Selección Chilena, lo que efectivamente ocurrió.
De Paine al mundo
Carlo Alberto de Gavardo Prohens nació en el poblado rural de Huelquén, ubicado en la comuna de Paine, el 14 de julio de 1969, apenas una semana antes de que el hombre pisara por primera vez la Luna.
Hijo de Giorgio de Gavardo y María Eugenia Prohens, Carlo pasó su infancia en el campo familiar en Huelquén. A sus 6 años comenzó a desarrollar su afición por las motos, influenciado por su padre y por su tío, Santiago Lazo. Posteriormente, se desplazó a la capital para realizar sus estudios escolares en los colegios Craighouse y Marshall.
A sus quince años inició su participación oficial en el motociclismo chileno, coronándose campeón de enduro en nueve oportunidades entre 1986 y 1994. En 1993, en tanto, comenzó a competir a nivel internacional participando en el Campeonato del Mundo de Enduro en Tulsa, Oklahoma (EE.UU.), donde logró la medalla de bronce.
De forma paralela, tras finalizar sus estudios escolares de Gavardo hizo cursos de mecánica y agricultura en la Universidad Tecnológica de Chile INACAP.
El palmarés del gran Carlo
En 1996 el piloto tuvo la idea de correr el Rally París-Dakar, para que por primera vez Chile fuese representado en la categoría de motos. Con el objetivo de reunir fondos, de Gavardo hizo una “Carlotón” que, sumada a otros auspicios, le permitió financiar su participación.
En su paso por este evento alcanzó la decimoséptima posición, sin embargo, lo más relevante es que se convirtió en el primer chileno en terminar dicha competencia.
Cabe señalar, que entre 1996 y 2004 Carlo participó anualmente en el Rally, alcanzando en 2001 el tercer lugar, su mejor ubicación.
Además de la tercera posición en el Rally Dakar, durante su carrera el piloto fue Campeón del Rally de Emiratos Árabes Unidos (2000), Campeón del Mundial de Rally Cross-Country de la FIM (2001), Campeón del Rally de España (2001) y Campeón del Mundial de Bajas 450cc de la FIM (2004 y 2005).
También fue reconocido por ser un deportista intachable y solidario -recibió dos premios mundiales de Juego Limpio otorgados por el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Federación Internacional de Motociclismo (FIM)-, aptitudes que mostró en más de una oportunidad.
Una de ellas fue su asistencia al piloto mongol Shagdarsuren Erdenebileg, quien durante el rally París-Ulan Bator en 1996 tuvo un grave accidente que lo dejó con una hemiplejia irreversible. En la ocasión, Carlo renunció a la carrera y arriesgó su vida metiéndose en sentido contrario a los vehículos para asistir a su compañero, llamando posteriormente a una ambulancia.
El orgullo de Carlo
Sin embargo, el mayor “premio” de Carlo fueron sin duda sus dos hijos, Tomás y Matteo, fruto de su relación con la periodista Pamela Cano -con quien se casó en 1996-, quienes tras el fallecimiento de su padre quisieron seguir sus pasos en el deporte.
Desde que Tomás, de actuales 21 años, y Matteo, de 18, tenían apenas tres años su padre comenzó a introducirlos en el mundo del motociclismo. Y desde entonces no pararon, siendo acompañantes de Carlo en los diversos campeonatos y eventos en los que participaba.
“Mi primera imagen en la moto es pasarlo bien. Nos íbamos los tres de campamento, lejos de los lujos, porque así era él, muy sencillo. De ahí aprendí a ser humilde y estar en el momento”, recordó Matteo sobre su padre en conversación con Revista Sábado.
Por su parte, Tomás agregó que “La moto era el punto de encuentro con él. Estoy muy orgulloso de lo que logró como persona y como deportista, entonces nunca me cuestioné que estuviera tanto tiempo fuera, porque sabía desde chico que era una disciplina súper difícil”.
El legado de Gavardo
Hoy, los hermanos de Gavardo siguen el legado de su progenitor. Ambos compiten a nivel internacional, pero en distintas disciplinas.
Tomás destaca por haber sido campeón mundial de Cross Country Junior y en la actualidad compite en el Rally, el cual se disputa en Arabia Saudita.
Por su parte, Matteo corre enduro y el año pasado terminó cuarto en un campeonato español, país donde residió una temporada.
Actualmente, los dos viven en Chile pero afirman que no coinciden mucho. Cuando lo hacen, se dedican a entrenar juntos. “Somos súper partners”, afirmó Matteo.
La carrera de Tomás
El mayor de los de Gavardo, quien paralelo a su carrera deportiva es estudiante de periodismo en la Universidad Diego Portales, empezó a competir a los 8 años en enduro, y hoy ya lleva 4 años como profesional en la modalidad Rally Cross Country, donde actualmente es el Campeón Nacional de la categoría según informó el medio Gold Data.
Dentro de sus logros deportivos destacan el haberse coronado como Campeón Nacional de Rally Cross Country Chile – 2017, Campeón Junior de Baja Atacama Chile – 2017 y como Campeón Mundial de FIM Junior Bajas de Hungría – 2019.
Consultado sobre su estado antes de las carreras, Tomás comentó que “estoy muy calmado, porque me encuentro en mi hábitat. Veo lugares que nadie ve, que están en medio de la nada. No es como correr en motocross o enduro. En un rally puedes estar todo el día corriendo solo, sin ver a nadie”.
Sobre su padre, el mayor de los de Gavardo agregó que “Cuando estaba en Portugal me encontré con un excompetidor de mi viejo. Él iba a dejar a su hijo, que correría conmigo. Lo vi dándole consejos y ayudándolo con las cosas de la carrera y pensé que así hubiese sido mi vida, que así estaría yo”.
En la actualidad, Tomás se prepara para correr el África Eco Race, el cual debería realizarse a fines de este año. La competencia fue creada luego que el Dakar se trasladara a Sudamérica y sigue la misma ruta que la original, por los desiertos africanos. De este modo, el joven estaría siguiendo los pasos de su padre que recorrió esos mismos parajes en 1996, cuando se convirtió en el primer chileno en correr el Dakar.
Los desafíos de Matteo
El menor de la familia de Gavardo viene de una buena temporada en Europa, donde logró el cuarto lugar del Campeonato Nacional de Moto Enduro de España en la categoría Trofeo Nacional Junior, informó La Tercera.
Para este año, Matteo aún evalúa si correrá ciertos torneos. Por lo pronto, le gustaría estudiar mecánica en Barcelona. Sobre competir en el rally, cree que aún le falta experiencia pero no descarta la posibilidad.
Pese a ello, es un amante de correr arriba de su moto y de enfrentar desafíos en los torneos. “A veces, cuando estoy complicado en la carrera, antes de partir le pido ayuda a mi papá”, confesó el joven.
“En una competencia se me acercó un expiloto, que había competido con mi viejo, y me dijo que sus antiguos compañeros de equipo se iban a volver locos cuando supieran que había estado conmigo. A veces me cuentan historias de él, y para mí mi papá es mi ídolo máximo; entonces, cuando escucho cómo corría los rallies a pesar de que le dolía todo y salía adelante con una garra máxima, sin importarle las críticas, me enorgullece demasiado“, agregó Matteo.
Lo cierto es que, a cinco años de la muerte de Carlo de Gavardo, sus hijos lo recuerdan con enorme cariño y admiración. El recuerdo de un padre y un ídolo que los acompañará por siempre, cada vez que se suban a una moto con “Los dedos siempre sobre el freno y el embrague”, tal como les enseño Carlo desde pequeños.