Manuel Villarroel Painequeo mostró un profundo interés por los deportes de contacto. Comenzó su camino en el taekwondo a los ocho años, tras ser trasladado a un nuevo colegio debido a problemas de comportamiento en su anterior establecimiento.
Su madre, buscando un cambio positivo en su vida, lo inscribió en un taller de taekwondo. “Era gratis y me motivé mucho en participar”, recuerda. Esta decisión marcó un hito en su vida, llevándolo a un viaje de constantes entrenamientos y competencias, donde ha acumulado medallas y valiosas experiencias.
Su infancia no estuvo exenta de dificultades. Villarroel vivió la separación de sus padres y enfrentó desafíos económicos junto a su madre. “El apoyo de mi mamá fue fundamental. Me enseñó a elegir un camino positivo y alejarme de las malas influencias”, expresa con gratitud.
Esta base sólida le permitió superar obstáculos y enfocarse en sus metas deportivas. A lo largo de su carrera, el deportista ha demostrado ser un verdadero competidor. Fue campeón nacional de kickboxing por la International Sport Kickboxing Association (ISKA), un logro que resalta su talento y dedicación.
Sin embargo, su camino ha estado marcado de desafíos. Sufrió lesiones, incluyendo una fractura en la mano y una torcedura en el tobillo, pero nunca se dejó vencer. “Pasé por momentos difíciles, especialmente durante la pandemia, cuando no pude entrenar durante casi un año. Sin embargo, nunca perdí la esperanza de volver a competir”, afirma con determinación.
La pandemia lo llevó a innovar en su entrenamiento, adaptándose a la situación al realizar ejercicios en casa y entrenar sombra. Su compromiso lo llevó a participar en competiciones nacionales e internacionales.
Además, tuvo la oportunidad de entrenar en un gimnasio en Estados Unidos, donde Muhammad Ali una vez se preparó. “El entrenador me dijo que mi futuro en América sería grande, pero decidí regresar a Chile para estar con mi madre”, explica.
Pero lograr todo esto no fue fácil, Manuel se levantaba a las 5:30 de la mañana para ir de Pudahuel a Puente Alto a trabajar y, posteriormente, entrenar. Durante un año y medio, equilibró su empleo y su pasión por el deporte, demostrando una disciplina y perseverancia ejemplares. “Siempre me mantuve enfocado en mis objetivos, y eso hizo la diferencia”, comparte.
Con la mirada fija en su próximo desafío, Villarroel se siente preparado para competir en Kombat Taekwondo, una modalidad que fusiona técnicas de taekwondo con elementos del kickboxing, ofreciendo una experiencia dinámica.
“Espero aprender de esta experiencia y llevarme grandes lecciones”, manifiesta. En esta competición, que se realizará el 25 de octubre en Argentina y será transmitida por ESPN, se enfrentará a un argentino de 35 años, y al ser preguntado si se siente a la par debido a la diferencia de edad, Manuel responde con confianza: “No, me siento superior”.
Este evento no solo es una oportunidad para demostrar su capacidad atlética, sino también para enaltecer el nombre de Chile en el ámbito deportivo. “Es importante dejar claro que Chile
tiene un alto nivel deportivo y que va más allá del fútbol. Quiero demostrar que el sacrificio y la disciplina pueden llevar a uno a alcanzar sus sueños”, destaca con pasión.
Ahora, como líder de un equipo de kickboxing en Recoleta, Manuel ha asumido un rol fundamental en la formación de jóvenes talentos. “Les enseño a mis alumnos que, si se lo
proponen, pueden alcanzar grandes metas, sin importar de dónde vengan”, expresa.
En su equipo promueve un ambiente de trabajo basado en la disciplina y el respeto, enfatizando la importancia del esfuerzo en el camino hacia el éxito. “Quiero que mis alumnos no solo sean buenos deportistas, sino también personas con valores sólidos”, dice con firmeza.
Con una mirada optimista hacia el futuro, el deportista aspira a seguir compitiendo y creciendo en el deporte. “Este evento es un trampolín para mí. Espero utilizar esta vitrina mundial para seguir avanzando en mi carrera y sacar a mi familia adelante”, concluye,