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En 2014, se registró la mayor tragedia en la historia del críquet con la muerte de Phillip Hughes, bateador australiano de 25 años, dos días después de recibir un pelotazo en el cuello durante un juego en Sídney. A pesar de llevar protección, la bola lo impactó detrás de la oreja y debajo del casco, provocando una fractura en el cráneo y una hemorragia cerebral. A pesar de los esfuerzos médicos, Hughes nunca recuperó la conciencia y falleció tras ser desconectado de los aparatos que lo mantenían con vida. La muerte del joven talento conmocionó al mundo del críquet y a millones de australianos, siendo descrito como un día desgarrador para su familia y para el deporte en general.

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Corría el año 2014 cuando se vivió la mayor tragedia en la historia del críquet. Phillip Hughes, bateador australiano de 25 años, falleció dos días después de recibir un pelotazo en el cuello durante un juego en Sídney.

Llamado a ser una de las estrellas del críquet desde muy temprana edad, Hughes no pudo esquivar la bola lanzada por Sean Abott y se desplomó al suelo tras el impacto. Nunca pudo recuperar la consciencia.

El bolazo lo dejó inconsciente en el cruce entre su equipo, el Australia Meridional, contra Nueva Gales en un partido válido por el Sheffield Shield.

Doctor tratante reveló que se trató de una herida muy inesperada

El oriundo de Macksville llevaba casco pero, en una caprichosa combinación de circunstancias, su cabeza fue impactada por la pelota mientras intentaba batear.

Hughes recibió el pelotazo justo detrás de su oreja y debajo del casco. El jugador se tambaleó antes de caer y ser atendido durante media hora en el campo de juego. El impacto le fracturó el cráneo, por lo que sufrió una hemorragia cerebral.

Operado e inducido al coma, el bateador de apertura zurdo murió dos días después tras la decisión de la familia de desconectar los aparatos que le mantenían con vida.

Peter Brukner, doctor del hospital St. Vincent, explicó en rueda de prensa que la muerte de Hughes se produjo por la disección de una arteria vertebral, lo que causó un desangramiento masivo en el cerebro.

Además, el facultativo contó que quien fuera seleccionado de Australia nunca recuperó la conciencia desde que recibió el golpe y que falleció rodeado de familiares y amigos.

“La disección de una arteria vertebral es algo increíblemente raro. Si miras en literatura sólo se han registrado 100 casos. Sólo hay un ejemplo previo que fue causado por una pelota de críquet”, expresó de acuerdo a la BBC.

Tony Grabs, director de trauma del hospital, explicó a la prensa australiana que “la lesión en la cabeza que sufrió fue catastrófica… Se le removió parte del cráneo para aliviar la presión, pero no tuvo una mejora y desafortunadamente murió a consecuencia de la lesión”.

Conmoción en Australia y el resto del mundo por la muerte de Hughes

El capitán de la selección australiana, Michael Clarke, leyó muy acongojado un comunicado en nombre de la familia de Hughes en el hospital donde estaba siendo tratado el jugador.

Estamos devastados por la pérdida de nuestro querido hijo y hermano Phillip. Han sido días muy difíciles“, expresó al borde del llanto en nombre de los padres Greg y Virginia y hermanos Megan y Jason.

En tanto, el presidente de Críquet Australia, James Sutherland, señaló: “Es un eufemismo decir que estamos completamente devastados. La palabra tragedia se suele utilizar mucho en el deporte, pero este extraño accidente es una tragedia de la vida real”.

Phillip Hughes, como muchos niños de su época, soñó con jugar al críquet con los grandes y a los 17 años se mudó a Sídney para vestir la camiseta del club Western Suburbs.

Al año siguiente formó parte del equipo de Nueva Gales del Sur, y dos años más tarde debutó como internacional al reemplazar al legendario Matthew Hayden.

“Phillip Hughes era un joven que vivía su sueño. Su muerte supone un día muy triste para el críquet y desgarrador para su familia. Lo sucedido ha tocado a millones de australianos“, dijo el primer ministro de Australia, Tony Abbott.

Reportes aseguran que la bola que lo golpeó iba a una velocidad de casi 150 kilómetros por hora.