El mundo del fisicoculturismo está de luto luego de la muerte del checo Illia Golem, apodado “El Mutante”, quien falleció este miércoles a sus 36 años.
Si bien la causa oficial de su fallecimiento sigue siendo desconocida, la revista estadounidense Men’s Health -misma que confirmó la muerte del europeo- apuntó a la cantidad de comida que ingería durante el día.
Y es que según el citado medio, el propio Golem había reconocido que consumía más de 16.000 calorías diarias, repartidas en siete comidas por jornada.
“Esa manera tan salvaje de comer podría estar detrás de su inesperado fallecimiento”, detallaron en Men’s Health.
Entre los alimentos que Golem consumía con regularidad, destacan 108 piezas de sushi de salmón, 2 kilos de arroz, 900 gramos de queso cottage y 2,6 kilos de carne de vacuno.
Sin embargo, la alimentación de “El Mutante” no es la única teoría que podría explicar la muerte del malogrado fisicoculturista.
Como parte de su rutina, el checo se había acostumbrado a inyectarse hasta 50 dosis de insulina al año para quemar rápido los alimentos.
Lo anterior, lo acompañaba de Synthol, un aceite anabólico que se utiliza para aumentar la masa muscular de manera artificial.
Los riesgos de la rutina de Illia Golem
Illia Golem medía 1.85 metros y llegó a pesar más de 165 kilos lo que, a todas luces, es una peligrosa condición para el cuerpo humano.
César Kálazich, especialista en medicina deportiva de la Clínica MEDS, detalló a El Clarín los riesgos que implica el uso de sustancias como el Synthol.
“Actúa como un implante, causando un aumento de volumen de inmediato. En la literatura científica se han descrito casos de dolor crónico asociado a la inyección, fibrosis muscular o la formación de un oleoma, que es la encapsulación tumoral del aceite con deformidad del músculo y potencial daño irreversible de éste”, afirmó el profesional médico.
“También está la posibilidad de que surjan infecciones y abscesos en el sitio de punción, lo que puede llevar a la cirugía o amputación del miembro afectado. Por último, pueden aparecer embolias grasas en los pulmones o cerebro, lo que puede llevar a severo compromiso pulmonar o cerebral, incluso la muerte”, añadió Kálazich.