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En el mundo de la lucha olímpica, el destacado luchador cubano Yasmani Acosta ha brillado no solo por su destreza en el tapiz, sino también por su inspiradora historia personal al encontrar en Chile una segunda patria. Desde su llegada en 2015, Acosta se ha convertido en uno de los pilares del Team Chile, representando al país en competencias internacionales de renombre. Tras su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, donde estuvo a punto de conseguir la medalla de bronce, se prepara con determinación y experiencia para alcanzar la gloria en París 2024. En una entrevista con BioBioChile, Acosta compartió sus aprendizajes, estrategias para enfrentar a competidores de alto calibre y su visión a largo plazo de aportar al deporte chileno con la construcción de colegios deportivos. Además, destacó la evolución de la lucha en Chile, resaltando la importancia de una base sólida y el apoyo constante a los jóvenes deportistas para alcanzar el éxito a nivel internacional.

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En el dinámico mundo de la lucha olímpica, la figura de Yasmani Acosta destaca no solo por su destreza en el tapiz, sino también por la trascendencia de su historia personal. Nacido en Cuba, este talentoso atleta encontró en Chile un segundo hogar y una nueva bandera bajo la cual brillar. Su llegada a nuestro país marcó el inicio de una notable carrera que lo llevaría a representar al Team Chile en las más prestigiosas competencias internacionales.

El deportista oriundo de Matanzas arribó a Chile en el año 2015, buscando nuevas oportunidades y encontrando en la lucha una vía para integrarse y aportar al deporte nacional. Desde entonces, ha consolidado su posición como uno de los luchadores más destacados del país, no solo por su técnica depurada y su fortaleza física, sino también por el carisma y la entrega que demuestra tanto dentro como fuera del tatami.

Su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 fue la culminación de años de sacrificio y entrenamiento. Dejó una impresión imborrable en la arena mundial de la lucha, rozando la presea de bronce. Su historia de vida, marcada por el esfuerzo y la determinación, resonó en cada encuentro en la capital japonesa, inspirando a una nueva generación de deportistas chilenos a perseguir sus sueños y a creer en el poder del trabajo arduo.

En resumen, Yasmani Acosta no solo es un luchador de élite, sino un embajador del deporte y la integración cultural. Ahora, el atleta del Team Gatorade va por la revancha en París 2024, en sus segundos JJ.OO., y alcanzar uno de sus más grandes sueños: colgarse una presea en el máximo evento deportivo.

De cara a su nueva participación en la cita de los cinco anillos, Acosta habló en extenso con BioBioChile.

– Después de tu primera experiencia en Tokio, donde rozaste la medalla de bronce, ¿Cómo te sientes ahora tras tu clasificación a tus segundos Juegos Olímpicos?

– Voy ahora con un poco más de experiencia. Aún me duele esa medalla que ese escapó en Tokio, pero eso es lo que a uno lo impulsa a seguir adelante y a buscarla. Si no fue en la primera oportunidad será la segunda.

– ¿Qué aprendizajes sacaste de tu participación en Tokio que te puedan ayudar ahora para París?

– Lo que analizo de Tokio es que tengo que ir con la mentalidad de que el árbitro siempre va a querer perjudicarme o si la pelea está muy cerrada, aunque esté un poquito inclinada hacia mí, nunca me la va a dar.

Uno tiene que ir con la mentalidad de estar quizás un poquito más ‘pillo’ y pendiente con los temas del reglamento, estar atento con los detalles. Estar más pendientes y más aún con rivales fuertes que puedes ganar sin una gran diferencia de punto.

– Sabemos que el cubano Mijail López es uno de tus principales rivales. ¿Cómo te preparas para enfrentar a competidores de su calibre en la cita olímpica?

– El calibre de Mijail es diferente al de todo el mundo. Está unos siete u ocho escalones más arriba… La verdad entrenaré con él en Bulgaria y hay que aprovecharlo al máximo para llegar bien a París. No se puede descartar a nadie, son unos JJ.OO. y todos quieren darlo todo por su país, pero hay algunos rivales que son más difíciles que otros. Mijail, Turquía, Irán y Rusia son los que con quienes hay que luchar para llegar al podio.

– En tu condición de atleta olímpico, ¿Cómo manejas la presión y las expectativas antes de una competencia tan importante, la más relevante del deporte mundial?

– Los nervios, la presión, la ansiedad ya son cosas normales. Si no las sientes, si no sientes esas cosquillas es porque no te importa la competencia. Es normal estar un poco ansioso, nervioso, pero aquello tienes que saberlo manejar, escuchar a tu entrenador, que es tu guía en la esquina y hacer las cosas bien, con la responsabilidad de que acá si las cosas salen mal debes esperar otros cuatro años, y si es que clasificas a los JJ.OO.

– ¿Cómo ha sido el tema del apoyo del Comité Olímpico de Chile y del Instituto Nacional del Deporte en la previa a este evento máximo del deporte?

– Está todo bien. Al principio estaba un poco molesto, disgustado por los planes de entrenamiento, ya que sentía que no me entendían. Estaba como un futbolista sin balón, como un nadador sin piscina. Y un luchador sin planes de entrenamiento es lo mismo.

Al comienzo no me escuchaban, Lo hablaba que tenía tres a cuatro meses para prepararme para los JJ.OO, cuando mis rivales tenían 10 meses y yo quiero una medalla. Estuve meses molesto, pero pensé mejor, decidí tirar para adelante y resolver con lo que hay, aunque exista desventaja. A veces es tema de gestión y de voluntad.

Team Chile

“Quiero aportar al deporte chileno”

– Después de París 2024, ¿Qué sigue para Yasmani Acosta? ¿Tienes planes a largo plazo para tu carrera deportiva?

– Los pesos grandes en las categorías de lucha son un poco más longevas. Y la verdad es que el cuerpo me va a avisar, los resultados deportivos también me irán avisando si estoy al nivel o no para seguir en la lucha.

Quiero aportar al deporte chileno. Uno de mis sueños, que lo tengo desde Tokio, es ganar una medalla olímpica, porque así voy a poder ir a los medios o hablar con la gente de poder para construir colegios deportivos, que no existen en Chile, y hacer un proyecto bonito. Quizás me escuchen, pero con una medalla olímpica me escucharían un poco más. Si con una medalla logro hacer colegios deportivos en Chile, estoy feliz.

– ¿Cómo describirías la evolución de la lucha en Chile? ¿Hay avances?

– Ha evolucionado bastante, tiene buenos entrenadores, ahora tenemos un gimnasio muy bueno en la casa de combate que construyeron para los Juegos Panamericanos. Hay muchas matrículas, más niños motivados, pero uno en el deporte tiene que ser ambicioso y pensar en ganar a las potencias, y todavía nos falta. Un entrenador sobre todo.

Yo vivo prácticamente en el CAR y desayuno, almuerzo y como con los chiquillos, les hablo y comparto. En Cuba hay un apoyo mucho más constante de la base, en Chile quieren recoger sin sembrar y es más complicado, solo reaccionan ante los resultados. Hay que empujarlos desde pequeños para darles herramientas y así salgan campeones. La base es clave.

Una escuela deportiva es clave. Un niño chileno va al colegio y una o dos veces por semana, en sus tiempos libres, va al club o al gimnasio a practicar deporte. Esto versus el cubano, el colombiano, el mexicano, que ellos están en colegios deportivos y viven dentro de ese colegio. Llegan el lunes y se van el viernes, entrenan en la mañana, entrenan en la tarde y cuando sumas horas de entrenamiento en un año entero se nota la diferencia. Son niños en que el cuerpo físico es diferente, piensan diferente, son niños pero en su momento son profesionales porque llevan muchas horas haciendo deporte.