El nombre de Steven Bradbury probablemente pasa casi inadvertido en Sudamérica. Sin embargo, en Australia, se trata de una celebridad con tintes de héroe nacional.
Y es que el exespecialista de patinaje en velocidad llegó a la cima del Mundo 2002, contra todo pronóstico, ganando una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Salt Lake City. Un trofeo que ni él, ni su entrenador, esperaban conseguir.
Se trató de la primera presea dorada de Australia en esta competición. Por ende, su estatus de ídolo nacional no genera dudas.
De hecho, fue incluido en el Salón de la Fama del Deporte de Australia y el servicio postal lanzó un sello dedicado a él, recuerda el sitio oficial del Comité Olímpico Internacional.
Pero, ¿Cómo alguien que no tiene suficiente talento deportivo acaba coronado como el mejor de todos? Suerte, pueden decir algunos. Y sí, hubo bastante de aquello en esta gesta. Pero así también hubo el doble de estrategia, eso que algunos suelen dejar en segundo plano.
La medalla más inesperada de la historia
A Salta Lake Steven no llegó en sus mejores condiciones. Con 28 años y varias lesiones en su cuerpo arribó a la cita pensando superar la primera ronda de los 1000 metros. Era su gran objetivo. De ahí en más todo sería ganancia.
Tal como lo esperaba, Bradbury sorteó con éxito la eliminatoria inicial. Ganó su serie y avanzó a los cuartos, donde ya lo esperaba un ‘gigante’ de la escena, el vigente campeón mundial, el canadiense Mark Gagnon.
Gagnon era el favorito de esta segunda ronda y lo plasmó en la pista. Se impuso y el estadounidense Apolo Anton Ohno fue segundo. Con ello, Steven, que fue tercero, se despedía del evento pues solo clasifican los dos primeros. Sin embargo, Gagnon fue sancionado por un movimiento de obstrucción y Bradbury recibió un milagro. El primero de muchos.
En semifinales el panorama era aún más complicado para Bradbury. Kim Dong-Sung (Korea), Satoru Terao (Japón), Li Jianjun (China) y Mathie Turcotte (Canadá) serían sus rivales por los dos cupos a la final.
Consciente de que no era más veloz que sus rivales, ni mejor técnicamente, Steven Bradbury y su entrenador idearon una ‘loca’ estrategia: alejarse del grupo y patinar alejado, esperando que sus rivales pudieran caer o ser descalificados.
Increíblemente, el plan de Bradbury resultó a la perfección. Un contendor cayó en plena carrera y, en la última vuelta, otros dos se chocaron y cayeron al piso. Así pudo superarlos en el límite y se instaló en la gran final por las medallas.
Debido al éxito en ‘semis’, el deportista y su DT decidieron repetir la forma de encarar la carrera. Y aunque pareciera un cuento sobrenatural, la táctica volvió a cumplir, pero ahora de una manera aún más extraordinaria.
Esta vez, en el último giro, y con Bradbury bastante alejado de la pelea, los cuatro contendores de Steven se accidentaron entre sí. Sí, como lo lee, todos se fueron al piso y el australiano pudo sobrepasarlos para ganar. Una locura.
Por todo lo ocurrido, Bradbury pasó a ser apodado el “héroe accidental”, como rememora el portal de la Comisión de Deportes del Gobierno de Australia.
“La medalla de oro llegó después de tres rondas de carreras en las que sus competidores tropezaron, cayeron y fueron descalificados a su alrededor, lo que provocó que lo apodaran ‘el héroe accidental"”, se detalla.
“Aceptaré esta medalla de oro, pero no por esos 90 segundos de carrera”
Pese a conseguir más de lo que siempre anheló, Steven Bradbury siempre mantuvo los pies en la tierra.
Prueba de ello es que el australiano dudó en recibir el premio tras la competencia, pues sabía que existían otros competidores que lo merecían mucho más que él.
“Aceptaré esta medalla de oro, pero no por esos 90 segundos de carrera, sino por los 14 años de duro trabajo que hubo detrás”, expresó.
Al ser consultado de por qué no se vio tan exaltado con su victoria, Steven explicó que “dada la forma en que gané la carrera, no iba a ser el tipo que iba por ahí levantando los puños. Simplemente levanté los brazos con incredulidad”.
Al volver a su tierra natal tras la cita de los anillos, Bradbury sorprendió a los fanáticos y decidió anunciar inmediatamente su retiro de la actividad deportiva profesional. No necesitaba más.
‘Bailando con las estrellas’, comentador olímpico y orador motivacional
Luego de su adiós, Steven Bradbury inició su carrera televisiva.
En 2005 participó del programa televisivo ‘Bailando con las Estrellas’, donde fue el primer eliminado de la segunda temporada.
Después, fue protagonista de las transmisiones deportivas de la TV pública australiana para los Juegos del 2006 y 2010.
En la actualidad, a los 49 años, Bradbury se dedica cien por ciento a ser orador motivacional, como lo menciona su sitio web.